La Aventura en la Huerta Amistosa



En un rincón soleado del jardín de la escuela, había una huerta mágica llamada 'La Huerta Amistosa'. En ella vivían tres amigos: Tomi el tomate, Pipo el pepino y Lila la lechuga. Todos los días, se divertían jugando y soñando con crecer cada vez más grandes y sabrosos.

Un día, mientras el sol brillaba intensamente, Lila, la lechuga, exclamó:

"¡Hoy es un gran día para aventurarnos fuera de nuestra huerta! Quiero conocer el mundo más allá de estas vallas."

Tomi, siempre entusiasta, respondió:

"¡Sí! ¡Vamos a descubrir qué hay en el jardín!"

Pipo, un poco más cauteloso, agregó:

"Pero… ¿y si nos perdemos?"

"No te preocupes, Pipo. Siempre podemos volver. Además, somos amigos, ¡eso es lo que cuenta!" animó Lila.

Fueron así hacia el lado del jardín donde nunca antes habían ido. Pronto llegaron a una hermosa flor llamada Rosita. La flor era de colores vibrantes y tenía un dulce aroma. Al ver a los tres amigos, decidió hablarles.

"¡Hola, pequeños! ¿De dónde vienen?"

"¡Hola, Rosita! Somos de la Huerta Amistosa. Estamos explorando el jardín. ¿Qué haces aquí?" respondió Tomi.

"Estoy aquí para iluminar el camino de los animales que pasan. Pero a veces me siento un poco sola. ¿Quieren que les muestre un lugar especial?" Rosita los invitó con una sonrisa.

Los amigos se miraron emocionados y aceptaron. Mientras seguían a Rosita, comenzó a contarles sobre la importancia de cada planta en el jardín.

"Cada uno de nosotros tiene un papel. Las mariposas ayudan a polinizar, el viento lleva semillas a nuevos lugares, y cada flor y hortaliza son parte de un gran ciclo. Juntos creamos un ecosistema armonioso."

Los amigos estaban asombrados hasta que llegaron a un pequeño arroyo lleno de agua clara.

"¡Este es mi lugar favorito! Aquí, todos vienen a refrescarse y jugar. ¿Quieren jugar?" preguntó Rosita.

"¡Sí!" gritaron todos.

Los amigos comenzaron a jugar a saltar por las piedras del arroyo, reír y disfrutar del aire fresco. Pero, de repente, escucharon un ruido extraño. Era un pequeño sapo que parecía muy preocupado.

"¿Qué te pasa, amigo sapo?" preguntó Lila.

"¡Hola! Estoy buscando a mi amigo, la rana Rita. Se perdió mientras jugábamos y ahora no puedo encontrarla."

Tomi se acercó.

"¡No te preocupes! Nosotros te ayudaremos a encontrarla. ¿Dónde la viste por última vez?"

El sapo pensó un momento.

"Estábamos cerca de la gran roca frente al sol, pero nunca llegó a casa."

Los amigos se miraron decididos.

"¡Vamos! ¡No podemos dejar a un amigo solitario!" dijo Pipo, más valiente que nunca. Todo el grupo comenzó a buscar. Revisaron detrás de las flores, debajo de las hojas y hasta en el tronco de un viejo árbol.

Finalmente, después de un rato de búsqueda, Lila gritó:

"¡La encontré! ¡Rita, la rana! Estaba escondida entre algunas ramas."

Rita estaba un poco asustada pero aliviada de ver a su amigo sapo.

"¡Gracias! Me perdí jugando. ¡Pensé que ya nunca volvería!"

El sapo sonrió y le agradeció a Lila.

"¿Por qué no vienen todos a jugar juntos junto al arroyo? ¡Hagamos una gran fiesta para celebrar que estamos juntos!"

"¡Buena idea!" dijeron todos entusiasmados. La fiesta fue un éxito. Prepararon un banquete con hojas frescas, flores y agua del arroyo. Se rieron y jugaron hasta que el sol comenzó a ocultarse.

Antes de volver a casa, Rosita les recordó:

"Siempre es importante ayudar a los amigos y cuidar de nuestro hogar. La amistad y la colaboración hacen del mundo un lugar mejor."

Tomi, Pipo y Lila volvieron a la Huerta Amistosa, exhaustos pero felices, con una gran lección y un nuevo amigo. Juntos, siempre enfrentarían cualquier aventura.

Y así, aprendieron que la amistad y la unión son lo más importante, no solo en su huerta, sino en todo el jardín.

FIN.

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