La aventura en la juguetería


Joaquín y Emilia estaban tan emocionados por ir a la inauguración de la nueva juguetería en el centro comercial que no podían esperar para llegar.

Cuando finalmente llegaron, sus ojos se iluminaron al ver todos los juguetes increíbles que había dentro de la tienda. Mientras miraban los juguetes, una música estridente comenzó a sonar y un gran rugido hizo temblar el suelo. Joaquín y Emilia se asustaron al ver un enorme dinosaurio mecánico moverse por la tienda.

- ¡Wow! ¡Es un dinosaurio gigante! - exclamó Joaquín emocionado mientras corría hacia él. Pero cuando se acercaron demasiado al dinosaurio, perdieron de vista a sus padres entre la multitud.

De repente, Joaquín y Emilia se dieron cuenta de que estaban solos en medio de una gran cantidad de gente desconocida. Se tomaron de las manos y comenzaron a buscar desesperadamente a sus padres. - ¿Dónde están mamá y papá? - preguntó Emilia con lágrimas en los ojos.

- No lo sé, pero tenemos que encontrarlos - respondió Joaquín tratando de mantener la calma. Comenzaron a caminar por toda la tienda buscando a sus padres sin éxito.

Pero justo cuando pensaban que no podrían encontrarlos nunca más, vieron algo brillante en el fondo de la tienda: era una pequeña luz azul parpadeando detrás del mostrador. Corrieron hacia allí tan rápido como pudieron y encontraron a sus padres preocupados hablando con uno de los empleados del lugar.

Los abrazos fueron largos y apretados, y todos estaban aliviados de haberse encontrado. - ¿Cómo se perdieron? - preguntó la mamá de Joaquín con voz temblorosa.

- Estábamos viendo el dinosaurio gigante y cuando nos dimos cuenta, ustedes habían desaparecido - explicó Joaquín avergonzado. - Menos mal que encontramos a alguien para ayudarnos - dijo el papá de Emilia agradecido. Después de ese gran susto, decidieron celebrar encontrarse comprando algunos juguetes.

Pero antes de hacerlo, los padres les dieron una charla a sus hijos sobre la importancia de mantenerse juntos en lugares públicos y no alejarse demasiado sin ellos.

Joaquín y Emilia aprendieron una lección importante ese día: siempre hay que estar atentos en lugares públicos, especialmente cuando hay mucha gente y cosas emocionantes como dinosaurios gigantes. Y aunque fue un momento difícil para ellos, también aprendieron que pueden confiar en los adultos para ayudarlos a encontrar su camino si se pierden.

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