La Aventura en la Noche Sombría



Era una noche tenebrosa y sombría en el pequeño pueblo de Luzcita. Las nubes cubrían la luna y el viento soplaba fuerte, haciendo crujir las ramas de los árboles. Los niños del pueblo se habían reunido en la casa de la abuela Chola, que siempre contaba historias de héroes valientes y criaturas mágicas.

- ''¡Qué miedo da este viento!'' -dijo Sofí, abrazando a su amigo Juli.

- ''No hay que tener miedo, Sofí. ¿No que la abuela Chola siempre dice que solo hay que usar la imaginación?'' -respondió Juli.

En ese momento, la abuela Chola entró a la habitación con una gran sonrisa en su rostro.

- ''Hola, mis pequeños! ¿Preparados para una historia esta noche?''

Los niños asintieron, pero la atmósfera seguía siendo inquietante. La abuela Chola se sentó en su mecedora, con una manta de lana cubriéndola, y comenzó a contar:

- ''Érase una vez un pequeño pueblo llamado Sombría, donde los habitantes vivían con miedo de la noche...''

Mientras la abuela narraba, los niños escuchaban atentamente.

- ''En Sombría, se decía que un feroz dragón habitaba en la montaña y cada noche, los valientes del pueblo temían enfrentarse a él. Pero un día, una joven llamada Lis se armó de valor y decidió demostrar que no había por qué temer.''

- ''¿Y qué pasó con Lis?'' -preguntó Juli, emocionado.

- ''Lis subió a la montaña, decidió hablarle al dragón en lugar de pelear. Cuando llegó, encontró al dragón llorando...'' -continuó la abuela, creando un aire de tensión.

- ''¿Por qué lloraba?'' -interrumpió Sofí.

- ''Porque se sentía solo y triste, sin amigos. Lis se acercó y le dijo: ‘No tienes que estar solo, ¡puedes ser mi amigo!'' -respondió la abuela con un brillo en sus ojos.

Los niños se miraron sorprendidos. - ''Pero, ¿un dragón? ¿Puede ser amigo?'' -preguntó Juli. La abuela sonrió y dijo:

- ''Claro que sí. Lis lo entendió y juntos encontraron formas de solucionar sus problemas. Así, el dragón dejó de ser una bestia temida y se convirtió en un protector del pueblo.''

Los niños empezaron a sentir que esa historia tenía un toque de magia.

- ''Si Lis pudo ser valiente, ¿por qué nosotros no?'' -dijo Sofí, inspirándose.

- ''¡Exactamente! La valentía no siempre es pelear. A veces es sobre entender y hacer amigos donde parece que solo hay miedo.'' -la abuela sonrió.

Cuando la historia terminó, los niños se sintieron llenos de energía.

- ''¡Vamos a buscar a nuestro propio dragón!'' -gritó Juli con entusiasmo.

Los niños decidieron aventurarse al jardín en la noche, dejando de lado sus temores.

- ''¿Ves? No hay nada en la oscuridad que no podamos enfrentar juntos'' -dijo Sofí, mientras giraba para mirar a sus amigos.

Con sus linternas, los pequeños exploradores se apresuraron al patio trasero. De repente, escucharon un ruido.

- ''¿Qué fue eso?'' -susurró Sofí, temblando un poco.

- ''No hay que asustarse. ¡Vamos a ver qué es!'' -dijo Juli, decidido a descubrir.

Se acercaron lentamente y encontraron a un pequeño gato negro que maullaba.

- ''¡Es solo un gatito!'' -exclamó Sofí, riéndose.

- ''¡Lo encontraste!'' -dijo Juli, acariciando al nuevo amigo animal. -''Es como nuestro dragón, solo que es un gatito que necesita cariño.''

Rieron todos juntos, sintiendo que el miedo se desvanecía. Ahora, el jardín, que lucía aterrador, se convirtió en su nuevo reino de aventuras.

- ''Esto es increíble, ¿qué más podemos encontrar?'' -preguntó Juli.

- ''Quizás podamos hacer una búsqueda del tesoro en la noche'' -sugirió Sofí, iluminando con su linterna mientras miraba al cielo estrellado.

Así, los niños continuaron explorando mientras compartían historias, sin ningún temor a la oscuridad.

Al final de la noche, regresaron a casa con el corazón lleno de alegría, y una nueva amistad en su corazón.

- ''¡Qué gran noche!'' -dijo Sofí, abrazando al gato.

- ''Sí, ¡incluso los miedos pueden transformarse en aventuras!'' -concluyó Juli con una gran sonrisa.

Y así, Luzcita aprendió que no había por qué temer a la oscuridad, que cada sombra podría tener su magia, y que la valentía se encontraba también en la amistad y el amor eterno que compartían entre ellos.

FIN.

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