La aventura en la playa de Gori y sus amigos

. Estaban muy emocionados por pasar unos días en la playa, disfrutando del sol y el mar. Llegaron al hotel donde se hospedarían y rápidamente se pusieron sus trajes de baño para ir a la playa.

Cuando llegaron a la orilla del mar, Gori les contó que él no sabía nadar. Pablo y Graciela se sorprendieron, pero decidieron enseñarle. Le explicaron cómo mover los brazos y las piernas para flotar sobre el agua.

Gori estaba un poco nervioso al principio, pero finalmente se animó a intentarlo. Se metió al agua con mucho cuidado mientras Pablo y Graciela lo observaban desde la orilla.

De repente, una ola lo cubrió por completo e hizo que perdiera el equilibrio. -¡Ayuda! ¡No sé nadar! -gritó Gori mientras luchaba por mantenerse a flote. Pablo y Graciela corrieron hacia él para ayudarlo. Lo agarraron de los brazos y lo llevaron de vuelta a la orilla.

-¿Estás bien? -preguntó Graciela preocupada. -Sí... gracias por salvarme -respondió Gori aún temblando un poco. Pablo le sonrió amablemente: -No te preocupes, todos nos hemos asustado alguna vez en el agua.

Pero ahora ya sabes que puedes contar con nosotros si necesitas ayuda. Gori asintió con una sonrisa en su rostro: -Gracias chicos, nunca olvidaré esto. A partir de ese momento, los tres amigos pasaron sus días juntos en la playa aprendiendo más sobre el mar y divirtiéndose sin parar.

Gori incluso se animó a intentar nadar de nuevo con la ayuda de Pablo y Graciela. Una tarde, mientras caminaban por la playa, encontraron un nido de tortugas marinas.

Los tres amigos se emocionaron al ver los huevos y decidieron cuidarlos hasta que las tortugas bebés salieran del cascarón. Pablo, Graciela y Gori regresaron a casa muy felices después de sus vacaciones en el mar.

Habían aprendido mucho juntos y habían hecho una experiencia inolvidable cuidando a las pequeñas tortugas. Desde entonces, siempre recordaban aquellas aventuras que vivieron juntos en la playa y sabían que su amistad era más fuerte que cualquier ola del mar.