La aventura escolar de Pepe y sus amigos del bosque



Había una vez un sapo llamado Pepe que todos los días se levantaba temprano para ir al colegio. Pero últimamente, algo había cambiado en él y no quería ir más a la escuela.

Su mamá, la ranita Rosa, estaba muy preocupada por su hijo y decidió hablar con él para saber qué le pasaba. - ¿Qué te pasa Pepe? ¿Por qué no quieres ir al colegio? - preguntó Rosa.

- No sé mamá, simplemente no me dan ganas de ir - respondió Pepe con tristeza. Rosa se quedó pensando en cómo ayudar a su hijo y decidió pedirle ayuda a sus amigos del bosque.

Primero fue a hablar con el búho sabio:- Búho sabio, mi hijo Pepe está triste y no quiere ir al colegio ¿tienes algún consejo para darnos? El búho pensativo respondió: - Quizás necesite un cambio de ambiente o algo que lo motive a aprender cosas nuevas.

Podríamos organizar una excursión al río cercano o llevarlo a conocer nuevos animales del bosque. La ranita Rosa siguió el consejo del búho sabio y organizó una excursión junto con otros padres y sus hijos del bosque.

Durante la excursión, Pepe se divirtió mucho aprendiendo sobre las plantas y animales que habitaban cerca del río. Pero aún así, cuando llegó el lunes siguiente seguía sin tener ganas de ir al colegio.

Entonces hablaron con la tortuga Tomás, quien era un excelente maestro en el arte de enseñar. - Tomás, mi hijo Pepe no quiere ir al colegio y no sé cómo hacer para que vuelva a disfrutar de las clases. ¿Podrías ayudarnos? - Claro que sí, Rosa.

Lo primero es descubrir qué le está pasando a Pepe. Quizás algo lo esté preocupando o aburriendo en el colegio - respondió Tomás. Entonces, Tomás se acercó a hablar con Pepe y le preguntó qué estaba sucediendo en el colegio.

Pepe le contó que se sentía aburrido porque ya conocía todo lo que estaban enseñando y quería aprender cosas nuevas. Tomás entendió la situación de Pepe y decidió buscar nuevos desafíos para él.

Le propuso armar un proyecto sobre la vida del río cercano, presentarlo ante sus compañeros de clase y luego exponerlo frente a toda la escuela. Pepe aceptó el desafío emocionado y comenzaron a trabajar juntos en el proyecto.

Cuando llegó el día de la exposición, Pepe estaba nervioso pero feliz de poder compartir lo aprendido con los demás. Finalmente, después de una excelente presentación, todos los compañeros felicitaron a Pepe por su trabajo y él volvió a sentirse motivado por aprender más cosas nuevas en el colegio.

Desde ese día, El sapo Pepe retomó sus ganas de asistir al colegio y aprendió que siempre hay nuevos desafíos por descubrir si uno se anima a buscarlos.

FIN.

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