La Aventura Estelar de Lucas, Sofía y Mateo



Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires. Lucas, un niño curioso de diez años, estaba en su jardín jugando con su telescopio. Mientras observaba las estrellas, su hermana Sofía, de ocho años, se acercó corriendo.

"¡Lucas, mirá! ¡Encontré un libro que habla de animales del espacio!" dijo Sofía, agitando el libro en sus manos.

Mateo, su amigo, que vivía justo enfrente, llegó justo a tiempo para escuchar la conversación.

"¿Animales del espacio? Eso suena genial. ¡Deberíamos hacer algo con esa información!" propuso Mateo, de nueve años.

Los tres amigos se sentaron en el pasto, rodeados de hojas y flores, y empezaron a leer sobre las increíbles criaturas que habitan en el universo. Se enteraron de los Gremlins, que eran criaturas peludas que flotaban gracias a sus orejas grandes, y los Lumiflops, pequeños seres que brillaban en la oscuridad.

"¡Quisiera conocer a un Lumiflop!" exclamó Sofía.

"¿Y si construimos una nave espacial para ir a buscar uno?" sugirió Lucas con entusiasmo.

Así fue como los tres decidieron construir una nave. Durante toda la tarde, usaron cajas de cartón, cinta adhesiva y mucha imaginación. Cuando finalmente terminaron, su nave lucía espectacular.

"¡Listo! Esta es la 'Estrella Brillante'" dijo Lucas, mientras colocaba una bandera hecha de papel de colores.

Sofía y Mateo aplaudieron emocionados.

Esa noche, los niños se metieron en su nave, apretaron los ojos y dijeron en voz alta:

"¡Despegamos!"

Al abrir los ojos, se encontraron en un paisaje galáctico increíble. Las estrellas centelleaban como nunca antes, y un par de gremlins flotaban cerca de su nave.

"¡Mirá! ¡Son Gremlins!" gritó Mateo.

Uno de ellos, de pelaje color azul, se acercó nadando en el aire.

"Hola, terrestres. Soy Zog. ¿Están aquí para jugar?" dijo el Gremlin con una sonrisa.

Lucas, Sofía y Mateo no podían creerlo. Estaban en el espacio, ¡y hablaban con un extraterrestre!"¡Sí! Queremos conocer a los Lumiflops. ¿Podés ayudarnos?" preguntó Sofía.

"Claro, pero primero deberán pasar una prueba de amistad. Tienen que ayudar a mis amigos a encontrar su pelotita perdida. ¿Aceptan?"

Los niños miraron entre sí.

"¡Aceptamos! ¿Dónde está la pelotita?" dijo Lucas, decidido.

"Se cayó en el planeta de los Lumiflops. Vamos, les mostraré el camino."

Zog los llevó a una colorida esfera donde los Lumiflops saltaban y brillaban. La pelotita estaba atrapada en unas plantas luminosas.

"¡Oh no! ¡No puedo alcanzarla!" dijo Sofía preocupada.

Mateo tuvo una idea.

"Yo puedo ayudar. ¡Zog, usá tu poder de flotación para que yo pueda llegar!"

Zog asintió y ayudó a Mateo a flotar hacia la pelotita. Con mucho cuidado, Mateo la tomó con sus manos.

"¡La tengo!" gritó, mientras regresaba con sus amigos y Zog.

Los Gremlins y Lumiflops aplaudieron.

"¡Son geniales! Como premio, pueden quedarse a jugar con nosotros un rato. ¡Haremos una fiesta de luz!" dijo un Lumiflop llamado Luni.

Los niños se divirtieron saltando, riendo y aprendiendo sobre el valor de la amistad y la colaboración. Comprendieron que la verdadera aventura no era solo encontrar a los Lumiflops, sino compartir momentos con nuevos amigos.

Al final de la fiesta, Zog se acercó a ellos.

"Ahora que han completado la prueba de amistad, pueden volver cuando quieran. Siempre serán bienvenidos aquí. ¡Recuerden, la amistad es la verdadera luz del universo!"

Era hora de regresar a casa. Con el corazón lleno de alegría y nuevas experiencias, Lucas, Sofía y Mateo subieron a la 'Estrella Brillante', y entre risas y recuerdos, viajaron de regreso a su jardín.

Al abrir los ojos, se encontraron de vuelta en sus cajas de cartón.

"¿Lo soñamos?" preguntó Sofía.

"No, fue real. Y aprendimos mucho sobre ayudar a los demás y compartir" respondió Lucas con una sonrisa.

Los tres amigos se abrazaron, felices de revivir su aventura estelar.

Desde entonces, cada vez que miraban las estrellas, recordaban lo increíble que es tener amigos con los que compartir el viaje de la vida.

FIN.

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