La Aventura Interdimensional de Tomás y Expunged



Era un día soleado y brillante cuando Tomás, un niño curioso con un gorro verde y una camisa roja, decidió explorar el bosque detrás de su casa. Mientras caminaba, encontró una extraña puerta cubierta de enredaderas que parecía brillar con una luz misteriosa. Intrigado, Tomás empujó la puerta, y para su sorpresa, esta se abrió revelando un pasaje hacia otra dimensión.

"¡Wow! ¡Qué lugar tan extraño!" exclamó Tomás mientras cruzaba el umbral.

Al poco tiempo, se dio cuenta de que no estaba solo. Frente a él se encontraba un monstruo gigantesco, con ojos grandes y una piel azulada llena de escamas. Aunque Tomás sintió un pequeño miedo al principio, el monstruo sonrió amablemente.

"¡Hola, pequeño! Soy Expunged, el guardián de este mundo. Llevo aquí 10.000 años cuidando de estas tierras. ¿Quién eres tú?"

Tomás, un poco temeroso pero igualmente curioso, respondió:

"Me llamo Tomás. Vine a explorar, pero no esperaba encontrar un monstruo como vos."

Expunged se rió, mostrando sus dientes afilados, pero no había nada amenazador en su risa.

"No todos los monstruos son malos, Tomás. Muchos de nosotros solo queremos ayudar. ¿Quieres conocer el mundo donde vives?"

Tomás asintió, y juntos comenzaron a recorrer ese nuevo mundo lleno de colores vibrantes, plantas que podían hablar y criaturas que cambiaban de forma. En su aventura, se encontraron con un árbol que lloraba porque sus hojas se estaban marchitando y un río que se negaba a fluir.

"¿Por qué están tan tristes?" preguntó Tomás, sintiéndose conmovido por los problemas de sus nuevos amigos.

Expunged explicó:

"El árbol necesita que le hagan compañía y el río requiere que lo cuiden. Ambas cosas son importantes para que se sientan felices."

Tomás tuvo una idea brillante.

"¿Y si hacemos una fiesta? Estas criaturas necesitan un poco de alegría para sentirse mejor."

Expunged encontró la idea genial y juntos comenzaron a planear. Invitaron a todos: los rapaces del aire que danzaban entre las nubes, las mariposas que llevaban mensajes de un mundo a otro y los simpáticos duendes del bosque.

El día de la fiesta llegó y fue un verdadero espectáculo. Tomás enseñó a cada criatura un baile y una canción. El árbol comenzó a reír, y sus hojas empezaron a brillar nuevamente con un verde vibrante. El río, lleno de energía, fluyó rápidamente riendo también.

"¡Gracias, Tomás!" gritó el árbol mientras sus ramas se movían alegremente.

El monstruo Expunged miraba maravillado.

"Nunca había visto algo así. Has traído felicidad a todo este mundo."

Tomás, lleno de energía y felicidad, respondió:

"No lo hice solo. Fue gracias a que trabajamos juntos. Todos somos importantes."

Al final de la fiesta, Expunged y Tomás se sentaron a mirar las estrellas.

"Tomás, quiero darte un regalo para agradecerte. Te puedo otorgar la habilidad de comunicarte con cualquier criatura de tu mundo. Cada vez que lo necesites, serás capaz de buscar su ayuda."

Tomás sonrío emocionado.

"¡Eso es increíble! Gracias, Expunged."

Finalmente, era hora de que Tomás regresara a su hogar. Con una calidez en su corazón y una lección valiosa en su mente, se despidió del monstruo y de sus nuevos amigos.

Al atravesar la puerta de regreso a su mundo, Tomás sabía que nunca olvidaría su aventura. Aprendió que, aunque a veces se puede tener miedo de lo desconocido, cada ser tiene su propia importancia y que trabajar juntos puede solucionar cualquier problema.

Y desde ese día, cada vez que Tomás llevaba su gorro verde y su camisa roja, sabía que el verdadero poder de la amistad y la colaboración podía atravesar cualquier dimensión.

FIN.

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