La aventura invernal de Lucas y sus amigos
y comienza a derretir la nieve. Los niños se quedan sorprendidos y un poco tristes al ver cómo su muñeco de nieve se va deshaciendo lentamente.
Lucas, uno de los niños más creativos del grupo, piensa rápidamente en una solución. Se acerca al muñeco de nieve y le dice:- ¡No te preocupes, amigo muñeco! Aunque el sol nos esté derritiendo, podemos hacer algo para salvarte. Los demás niños miran a Lucas con curiosidad y entusiasmo.
Quieren saber qué tiene en mente. - ¡Vamos a buscar más nieve! -exclama Lucas-. Si encontramos un lugar sombreado donde no haya llegado el sol, podremos traer más nieve y reconstruirte.
Todos asienten emocionados ante la idea de salvar al muñeco de nieve. Rápidamente se ponen en marcha buscando lugares resguardados por árboles o edificios altos donde la nieve aún permanezca intacta. Después de un rato explorando, encuentran un pequeño rincón detrás del parque donde hay suficiente nieve sin derretir.
Con mucho cuidado, recogen grandes montones con sus palas y cubetas. De vuelta junto al muñeco de nieve medio derretido, empiezan a reconstruirlo usando toda la nueva nieve que han recolectado.
Cada niño toma un puñado y lo coloca sobre el cuerpo del muñeco con dedicación y cariño.
Mientras trabajan juntos, una idea brilla en la mente de Sofía: - ¿Y si le damos vida al muñeco de nieve? ¡Podría ser nuestro amigo! Todos se miran emocionados ante la idea. Saben que no es posible darle vida de verdad, pero pueden hacerlo especial de alguna manera. - ¡Vamos a ponerle accesorios y decorarlo! -propone Juan-. Le daremos personalidad.
Los niños buscan ramas para los brazos del muñeco, una zanahoria para su nariz y piedras pequeñas para sus ojos y botones. Con imaginación y creatividad, le dan vida al muñeco de nieve. Cuando terminan, el muñeco luce increíblemente divertido y simpático.
Parece tener una sonrisa en su rostro nevado. - ¡Lo hemos logrado! -exclama Lucas con orgullo-. Hemos salvado al muñeco de nieve y ahora tenemos un nuevo amigo. Los demás niños aplauden entusiasmados mientras rodean al muñeco de nieve animado.
Juegan juntos durante horas, riendo y disfrutando del invierno. A medida que pasa el tiempo, el sol comienza a calentar más fuerte y la nieve empieza a derretirse nuevamente.
Los niños saben que es hora de despedirse del muñeco de nieve por esta vez. Con tristeza en sus corazones, le dicen adiós al entrañable compañero invernal. Pero saben que siempre podrán volver a construirlo cuando llegue el próximo invierno.
Y así aprendieron una valiosa lección: aunque las cosas cambien o se derritan bajo el sol, siempre hay formas creativas de adaptarse y encontrar nuevas alegrías en cada estación del año.
Y así, los niños regresan a sus casas con una sonrisa en el rostro y la certeza de que siempre habrá nuevos amigos y aventuras esperándolos. El invierno se despide, pero su espíritu de juego y creatividad permanece en sus corazones para siempre. Fin.
FIN.