La aventura lunar de Juan y Laura



Había una vez un niño llamado Juan y una niña llamada Laura. Eran los mejores amigos y siempre buscaban aventuras juntos. Un día, mientras jugaban en el bosque cerca de sus casas, vieron algo muy extraño.

Juan: ¡Laura, mira! ¡La luna está más grande de lo normal! Laura: ¡Tienes razón, Juan! Parece que la luna nos está llamando.

¿Te animas a descubrir qué pasa? Juan asintió emocionado y los dos niños siguieron el brillo de la luna hasta llegar a un claro del bosque. En ese momento, aparecieron dos monstruos espantosos. Monstruo 1: ¡Grrr! ¿Qué hacen aquí? Este es nuestro territorio. Monstruo 2: Sí, lárguense o tendremos que asustarlos.

Los niños se miraron con determinación y decidieron no dejarse intimidar por los monstruos. Juan: No tenemos miedo de ustedes. Solo queremos saber por qué la luna está tan grande esta noche. Laura: Sí, solo somos curiosos exploradores.

Los monstruos se quedaron sorprendidos por la valentía de los niños y decidieron contarles su historia. Monstruo 1: Verán, nosotros solíamos vivir en la ciudad junto a muchas otras criaturas mágicas. Pero un día, unos humanos malvados llegaron y nos expulsaron hacia este bosque oscuro.

Monstruo 2: Desde entonces estamos atrapados aquí sin poder volver a casa. La única forma de regresar es hacer que la luna vuelva a ser pequeña como antes para abrir el portal secreto que nos llevará de vuelta.

Juan y Laura sintieron mucha pena por los monstruos y decidieron ayudarlos. Laura: ¡Claro! Vamos a buscar una forma de hacer que la luna vuelva a su tamaño normal. Los niños caminaron por el bosque, buscando pistas y soluciones.

Encontraron un libro antiguo que hablaba sobre las estrellas y descubrieron que si juntaban todas las estrellas del cielo, podrían hacer que la luna volviera a ser pequeña.

Juan: ¡Tenemos una idea! Si recolectamos todas las estrellas del cielo, podremos ayudar a los monstruos a regresar a casa. Laura: Sí, pero será difícil encontrar todas las estrellas. Necesitaremos ayuda. Decidieron pedirle ayuda a sus padres y amigos para recolectar las estrellas.

Todos se unieron al esfuerzo y trabajaron en equipo hasta reunir todas las estrellas necesarias. Finalmente, con un poco de magia y esfuerzo colectivo, lograron hacer que la luna volviera a su tamaño normal.

El portal secreto se abrió y los monstruos pudieron regresar a su hogar en la ciudad mágica. Monstruo 1: ¡Muchas gracias por ayudarnos! Nunca olvidaremos lo amables y valientes que fueron ustedes dos. Monstruo 2: Sí, siempre recordaremos esta aventura junto a nuestros nuevos amigos humanos.

Juan y Laura sonrieron orgullosos de haber ayudado a los monstruos. Aprendieron el valor de la amistad, el trabajo en equipo y cómo enfrentar sus miedos sin dejarse intimidar.

Desde ese día, nunca más tuvieron miedo de explorar el bosque y siempre estuvieron dispuestos a ayudar a quienes lo necesitaran. Y así, los niños y los monstruos vivieron felices para siempre, recordando la increíble aventura que compartieron en aquel bosque mágico.

FIN.

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