La Aventura Musical de Santa Cecilia



Había una vez en un pequeño pueblo un personaje llamado Santa Cecilia. Ella era una joven llena de alegría y amor por la música. Siempre llevaba consigo un hermoso instrumento, una pequeña guitarra, que tocaba en los días soleados mientras las flores bailaban al compás de su melodía.

Un día, mientras tocaba en el parque, se dio cuenta de que algunos de sus amigos estaban tristes. "¿Por qué están tan tristes, amigos?"- preguntó Santa Cecilia.

"Hoy es el día del festival de la música, pero no tenemos canciones para cantar,"- respondió Lucas, un pequeño conejito.

"No se preocupen, yo puedo ayudarles con eso!"- dijo Santa Cecilia emocionada.

Entonces, ella comenzó a tocar su guitarra y a cantar una dulce canción. Poco a poco, sus amigos comenzaron a sonreír y a moverse al ritmo de la música.

"¡Escuchen esto!"- gritó Ana, la ardilla. "Podemos cantar juntos!"-

"¡Sí! - dijo Santa Cecilia - ¡Formemos una banda!"-

Así que, con la guitarra de Santa Cecilia, Lucas empezó a hacer saltitos, Ana marcaba el ritmo con sus manitas, y luego se unieron otros amigos como el loro Pablo y la tortuga Tita.

Un poco más tarde, la banda ya estaba lista, pero había un pequeño problema. "¡Oh no! Nos falta una canción especial para el festival, algo que sorprenda a todos",- dijo Tita, preocupada.

"Debemos crearla nosotros mismos!"- sugirió Pablo, moviendo sus alas con entusiasmo.

"¡Sí! Vamos a inventar una canción!"- exclamó Santa Cecilia. Así que todos se pusieron a trabajar juntando ideas. Cada uno contó algo que le gustaba: la lluvia, los colores, la amistad, y hasta las nubes.

"¡Hagamos que la música suene como un arcoíris!"- dijo Ana, y todos se pusieron a crear una melodía que reflejara todo lo que habían discutido.

Después de un rato, la canción ya estaba lista. "Una, dos y ¡tres!"- gritó Santa Cecilia, y comenzaron a tocar juntos.

Cuando llegó la hora del festival, los amiguitos estaban nerviosos. "¿Y si a nadie le gusta nuestra canción?"- preguntó Lucas, un poco asustado.

"No se preocupen, lo más importante es que lo hacemos juntos y nos divertimos", - les respondió Santa Cecilia, con una sonrisa cálida.

Así que, cuando fue su turno en el festival, salieron al escenario. La música comenzó a sonar y, de inmediato, todos los animales del pueblo comenzaron a bailar. La canción que habían creado juntos llenó de alegría el aire y, hasta los árboles parecían moverse al ritmo.

Al final de su presentación, todos aplaudieron y gritaban con felicidad. "¡Bravo! ¡Quiero aprender a tocar también!"- dijeron algunos.

"La música es para compartir, ven y únete a nosotros la próxima vez!"- invitó Santa Cecilia.

Esa noche, mientras regresaban a casa después del festival, Santa Cecilia se sintió muy agradecida por la amistad y la alegría que había compartido con sus amigos. "Recuerden, siempre pueden crear música juntos y hacer que cada día sea especial"-, les dijo mientras tocaba una dulce melodía bajo la luna.

Y así, todos se fueron a dormir con el corazón lleno de música, listos para nuevas aventuras junto a Santa Cecilia, quien siempre traía alegría y un nuevo canto.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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