La Aventura Prehistórica de la Familia Noah



Era un día soleado en la casa de la familia Noah. La abuela María estaba en la cocina preparando unas galletitas mientras el abuelo Tata leía un libro sobre dinosaurios. Desde hacía un tiempo, la familia estaba fascinada por esos enormes reptiles que habían vivido en la Tierra hace millones de años.

"¡Mmm, deliciosas galletitas, abuela!" dijo mamá Xiomi mientras entraba a la cocina con una sonrisa. "¿Qué tal si llevamos unas para disfrutar en nuestro picnic en el parque?"

"¡Buena idea!", exclamó tía Daira, quien estaba organizando el picnic. "Quizás podamos inventar juegos sobre dinosaurios mientras comemos".

Así fue como la familia Noah decidió hacer un picnic en el parque, pero no cualquier parque: un parque que, según las historias del abuelo Tata, tenía un portal secreto que llevaba a la era de los dinosaurios.

"Claro que es solo una historia super divertida, pero aun así podría serle interesante a los chicos", dijo tata, guiñando un ojo a los pequeños: prima July y los tíos Natanael y Benicio. "¿Quién se anima a investigar?"

"¡Yo! ¡Yo quiero!" gritaron todos juntos.

Llegaron al parque y comenzaron a jugar, pero algo peculiar sucedió. Mientras estaban sentados comiendo bajo un gran árbol, un destello de luz apareció frente a ellos. Todos se quedaron boquiabiertos cuando vieron un portal brillante.

"¿Qué será eso?" preguntó prima July emocionada.

"¡Vamos a averiguarlo!" dijo mamá Xiomi.

"No, esperen un momento", insistió abuela María. "Podría ser peligroso, pero también una gran aventura".

Finalmente, la curiosidad ganó y decidieron cruzar el portal. Al hacerlo, la familia se encontró en un medio de un bosque prehistórico, rodeados de árboles altísimos y un aire fresco que olía a aventura.

"Miren eso!" gritó Natanael señalando un grupo de dinosaurios herbívoros que pastaban en la distancia. "¡Son diplodocus!"

"¡Increíble!" exclamó Benicio. “Nunca creí que veríamos uno en la vida real".

Mientras exploraban, escucharon un rugido aterrador y todos se dieron vuelta rápidamente. Apareció un tiranosaurio rex, mirando a la familia con ojos curiosos.

"No se asusten, chicos", dijo abuelo Tata, tratando de calmar a todos. "Los dinosaurios también pueden ser amistosos".

"¿Y si nos invita a jugar?" sugirió tía Daira en tono jocoso.

¡Para sorpresa de todos, el dinosaurio se acercó lentamente y comenzó a olfatear a la familia!"¡Es un gran amigo!" dijo mamá Xiomi. "Miren, no parece que quiera hacernos daño".

Con cautela, la familia se acercó al dinosaurio. Prima July le ofreció una galletita de las que habían traído y, para su sorpresa, al dinosaurio le encantó.

"¡Esto es increíble!" gritó Natanael. "Nunca pensé que un dinosaurio comería galletas".

Empezaron a jugar con el dinosaurio, llamándolo Dino, y pasaron horas corriendo alrededor de él, explorando el bosque prehistórico. Cada vez que Dino rugía, parecía estar riéndose y jugando con ellos. La familia hizo nuevos amigos, como un grupo de velocirraptores que se unieron al juego.

"¡Dino y sus amigos son los mejores!" decía July mientras corrían juntos.

Sin embargo, de repente, el cielo comenzó a oscurecerse y la familia se dio cuenta de que era hora de regresar antes de que el portal se cerrara.

"¡Tenemos que irnos!" gritó abuela María.

"¡No podemos dejar a Dino!" lloraba July con tristeza.

"No te preocupes", dijo mami. "Podemos volver a visitarlo otro día".

Finalmente, se despidieron de Dino y sus amigos, prometiendo volver. Cruzaron el portal justo a tiempo y regresaron al parque, donde el sol seguía brillando.

"¿Se imaginan contar esta aventura?" dijo abuelo Tata.

"¡Sí! Hicimos amigos dinosaurios!" exclamó prima July.

"Lo que hay que aprender es que seríamos valientes y curiosos nos lleva a lugares maravillosos", reflexionó tía Daira.

La familia se sentó a disfrutar las galletas en su picnic, llenos de nuevas historias que contar.

Y desde ese día, sabían que siempre habría un mundo lleno de aventuras esperado por ellos, solo tenían que tener el coraje de buscarlo y explorar.

Y así, la familia Noah aprendió que los sueños y la curiosidad pueden llevar a las más asombrosas aventuras. Y aunque el mundo está lleno de maravillas en el presente, nunca debemos olvidar la historia que precedió a nuestro tiempo.

Fin.

FIN.

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