La Aventura Saludable de Juanito



Érase una vez un niño llamado Juanito, que vivía en un hermoso barrio lleno de flores y árboles. Juanito era un niño muy divertido, pero tenía un pequeño problema: ¡le encantaban las comidas chátaras! A cada rato, podías encontrarlo comiendo papas fritas, gaseosas y golosinas.

Un día, mientras se divertía jugando con sus amigos en el parque, Juanito comenzó a sentirse un poco extraño. Su barriguita hacía ruidos raros y sentía un cansancio que no podía explicar.

"¿Juanito, estás bien? Parecés desganado", le dijo su amiga Sofía.

"No sé, creo que comí un poco de más en la merienda", respondió Juanito con una sonrisa forzada.

Esa noche, Juanito se fue a dormir con un poco de malestar. Al día siguiente, se despertó y sintió que no podía ir al colegio.

"¡Ay, qué raro me siento!", pensó Juanito.

Después de varios días enfermo, Juanito decidió visitar al médico, el Dr. Gómez, quien lo recibió con una sonrisa.

"Hola, Juanito. ¿Qué te trae por aquí hoy?"

"No me siento bien, Doctor. Me enfermo mucho últimamente", respondió Juanito.

El doctor lo revisó y le dijo:

"Bueno, lo que pasa es que tu cuerpo necesita más vitaminas y nutrientes. Necesitás un poco más de frutas y verduras en tu dieta."

Juanito, confundido, miró al doctor.

"¿Frutas y verduras? Pero son tan aburridas y no saben tan ricas como las papas fritas", dijo con desánimo.

"Te aseguro que si le das una oportunidad, podrías sorprenderte. La comida saludable puede ser muy sabrosa. Además, te hará sentir mejor", le contestó el Dr. Gómez.

Juanito salió de la consulta pensando en lo que le había dicho el doctor. Decidió darle una oportunidad a los alimentos saludables, aunque no estaba muy convencido. Al día siguiente, su mamá le preparó un delicioso batido de frutas y una ensalada colorida.

"¡Probalo, Juanito!", le dijo su mamá con entusiasmo.

"Está bien, mami. Si me hace sentir bien, lo intentaré", respondió Juanito con un poco de miedo.

Para su sorpresa, al primer sorbo del batido sintió una explosión de sabores en su boca.

"¡Esto está riquísimo!", exclamó emocionado.

"¿Ves? Es mucho mejor de lo que pensabas", le dijo su mamá.

A lo largo de las semanas, Juanito comenzó a experimentar con diferentes frutas y verduras. Hizo ensaladas de todos los colores, batidos de frutas exóticas y hasta su propio guacamole.

Pronto se dio cuenta de que su energía había aumentado y que no se sentía más cansado.

"¡Mamá, mirá! Puedo correr más rápido que antes!", gritó Juanito mientras jugaba en el parque.

"¡Eso es genial, Juanito! Estoy muy orgullosa de vos", le respondió su mamá sonriendo.

Un día, mientras jugaba al fútbol, se dio cuenta de que nunca había estado tan saludable.

"¡Nunca más me volveré a enfermar! No quiero perderme de jugar con mis amigos", dijo Juanito decidido.

Desde ese entonces, Juanito se convirtió en un gran defensor de la comida saludable. Incluso comenzó a compartir sus recetas con sus amigos.

"Chicos, ¡prueben este batido de banana y espinaca! Está buenísimo!", les decía.

Sus amigos, al ver lo feliz y enérgico que estaba Juanito, empezaron a unirse a él en el camino hacia la salud.

"¡Vamos a comer sano!", gritaban todos juntos.

Y así, no solo Juanito dejó de enfermarse, sino que también inspiró a todos en su barrio a hacer lo mismo. A partir de aquel día, Juanito no solo fue conocido por sus risas y su energía, sino también por ser el niño que enseñó a todos a disfrutar de la comida saludable.

Y colorín colorado, ¡esta aventura ha terminado!

FIN.

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