La aventura saludable de Tomás y sus amigos


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Saluditos, donde todos sus habitantes vivían de manera saludable y se alimentaban de forma balanceada.

En este lugar mágico, la fruta y las verduras eran el pan de cada día, y los niños jugaban felices al aire libre en medio de prados verdes y arroyos cristalinos. En Saluditos vivía Tomás, un niño curioso y travieso que siempre estaba dispuesto a descubrir cosas nuevas.

Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, vio a Doña Rosa, la anciana más sabia de Saluditos, comprando una gran variedad de frutas y verduras coloridas. "- Buenos días, Doña Rosa. ¿Qué va a cocinar hoy?" -preguntó Tomás con entusiasmo.

"- Buenos días, querido Tomás. Hoy prepararé una deliciosa ensalada de frutas para compartir con todos en el parque esta tarde. ¿Te gustaría ayudarme a recolectar algunas frutas frescas?" -respondió amablemente Doña Rosa.

Tomás asintió emocionado y juntos se dirigieron al huerto comunitario para reagarrar manzanas jugosas, naranjas brillantes y bananas maduras.

Mientras trabajaban bajo el cálido sol de la mañana, Doña Rosa le contó a Tomás sobre la importancia de llevar una vida saludable y cómo una buena alimentación podía hacer maravillas por su cuerpo y mente. Al llegar la tarde, todos en Saluditos se reunieron en el parque para disfrutar de la deliciosa ensalada de frutas preparada por Doña Rosa.

Los niños reían y jugaban mientras devoraban cada bocado lleno de sabor y energía natural. De repente, un estruendo resonó en todo el pueblo.

Era Don Gula, un villano malvado que odiaba las frutas y verduras e intentaba convencer a los niños para que comieran golosinas chatarra todo el tiempo. "- ¡Niños tontos! ¿Cómo pueden disfrutar esas aburridas frutas cuando podrían estar comiendo caramelos deliciosos todo el día?" -gritó Don Gula con voz amenazante.

Pero los niños de Saluditos no se dejaron engañar por las palabras dulces pero vacías de Don Gula. Ellos sabían que las frutas y verduras eran fundamentales para mantenerse sanos y fuertes.

Tomás se acercó valientemente a Don Gula y le dijo: "- Señor Gula, respetamos tu gusto por los dulces pero nosotros preferimos cuidar nuestra salud con alimentos naturales.

¡Las frutas nos dan energía para jugar todo el día sin cansarnos!"Don Gula quedó sorprendido por la determinación de los niños e incapaz de persuadirlos para que cambien sus hábitos alimenticios. Finalmente comprendió que cada uno es libre de elegir lo que come pero también aprendió sobre la importancia vitalizante que tienen las buenas elecciones alimenticias sobre nuestro bienestar general.

Desde ese día en adelante, Don Gula visitaba ocasionalmente Saluditos no solo para intentar convencer a los niños sino también para probar alguna ensalada o licuado preparados por Doña Rosa; quién pacientemente le enseñaba recetas ricas elaboradas con ingredientes nutritivos pero apetecibles incluso hasta aquel hombre tan terco como él mismo había sido antes.

Y así fue como en Saluditos todos aprendieron juntos que una vida saludable combinada con buena alimentación era la clave para ser felices tanto por dentro como por fuera. Fin

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