La Aventura Temporal de la Escuela Secundaria



Era un día nublado en la escuela secundaria San Martín, cuando un grupo de amigos, Lía, Tomás y Felipe, tropezaron con una extraña máquina en el sótano de la vieja biblioteca. La máquina era brillante y tenía un aspecto vintage, con muchos botones y luces parpadeantes. Intrigados, decidieron examinarla.

"¿Qué creés que es esto?" preguntó Lía, tocando un botón amarillo feo. De inmediato, la máquina comenzó a vibrar.

"No sé, pero parece un televisor antiguo, ¡quizás pueda conectarse a Netflix!" bromeó Tomás.

En ese preciso momento, un brillo deslumbrante los envolvió y antes de que se dieran cuenta, se encontraron en el año 1985, en la misma escuela pero llena de detalles diferentes: los alumnos llevaban ropa de colores vibrantes y escuchaban música de los Beatles

"¡Estamos en el pasado!" gritó Felipe, con los ojos desorbitados. "Miren esas mochilas, ¡parecen de cartón!"

A medida que caminaban por el pasillo, se encontraron con sus futuros padres en su juventud. Lía vio a su mamá hablando con su mejor amiga, y no pudo resistir la tentación de hablarles.

"¡Hola! Soy Lía, ¿quieren jugar con nosotros al fútbol?" les preguntó emocionada.

- “¿Fútbol? ¡No! ¡Vamos a hacer un picnic en el parque! ” dijo su mamá, sonriendo.

Mientras los niños del pasado se reían y compartían sus juegos, Tomás y Felipe estaban intentando comprender dónde estaban. Felipe miró la máquina del tiempo y la idea de regresar a su época le dio un nudo en el estómago.

"¿Y si no podemos volver?" preguntó Felipe.

Justo entonces, un anciano que parece un profesor de historia, con gafas grandes y una bufanda azul, se acercó a ellos.

"¿Buscan un viaje de regreso?" preguntó con una sonrisa.

"Sí, necesitamos volver a nuestra época. Pero no sabemos cómo usar esa máquina!" respondió Lía, señalando la máquina escondida tras unos libros.

"Ah, la máquina del tiempo. Hay una regla muy importante que deben seguir, chicos. Solo pueden regresar después de aprender algo valioso sobre el pasado. ¿Qué tal si ayudan a sus padres a descubrir su pasión por la música?" -Como el anciano sugirió, los chicos decidieron asistir a algunos ensayos de sus padres.

Comenzaron a tocar con ellos y llevaron un poquito de música moderna al grupo, sorprendidos de lo apasionados que eran por la música en esa época.

"¡Esto es genial!" exclamó Tomás mientras tocaba la guitarra.

"¡No sabía que mi mamá podía cantar tan bien!" dijo Lía, admirando la voz de su madre.

Sin embargo, no todo fue fácil. Un día, mientras ensayaban, el grupo de música se peleó por el estilo de su canción. Los adolescentes decidieron ayudar.

"¡Chicos! No se dan cuenta que la música se trata de unir a las personas y no de separarlas!" dijo Tomás muy seguro.

Con el tiempo y su ayuda, el grupo encontró un estilo propio que integraba todos sus elementos. El anciano profesor observaba desde lejos y sonrió orgulloso.

Finalmente, tras muchas risas y aprendizaje, cuando se acercaba el momento de regresar, Lía, Tomás y Felipe se despidieron de sus padres.

"No se olviden de seguir su pasión por la música" les dijo Lía llorando un poco.

"¡Prometemos!" respondieron felices.

Agradecidos, los chicos se acercaron a la máquina del tiempo y apretaron un botón, regresando al presente justo a tiempo para la clase de matemáticas.

Una vez en su aula, se dieron cuenta que todo se había vuelto más claro y que habían aprendido que las diferencias sólo son oportunidades para crear algo nuevo y hermoso.

"Deberíamos tocar algo juntos, ¿no creen?" propuso Felipe con entusiasmo.

"¡Sí! Como en los ’80!" exclamó Lía. Y así, fundaron un grupo musical en su escuela inspirados por sus aventuras, prometiendo nunca olvidar lo que aprendieron: el valor de la pasión, la amistad y la música que une a cada generación.

Y así, cada vez que se sentaban a tocar juntos, recordaban su viaje y todo lo que había pasado. ¡El pasado siempre vive en la música!

FIN.

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