La ayuda de los amigos del bosque



Había una vez en un bosque encantado, donde los árboles susurraban secretos y los arroyos cantaban melodías mágicas, vivían tres amigos muy especiales: Lila la liebre, Teo el zorro y Pipo el pajarito.

Les encantaba explorar juntos y descubrir los tesoros escondidos del bosque. Una mañana soleada, mientras jugaban cerca del lago cristalino, escucharon un ruido extraño proveniente de lo profundo del bosque. Intrigados, decidieron aventurarse para descubrir de qué se trataba.

Al adentrarse entre los árboles altos y frondosos, se encontraron con una familia de castores en apuros. "¡Hola amigos! ¿En qué podemos ayudarlos?" -preguntó Teo con entusiasmo.

"Estamos construyendo nuestra represa para evitar que el río se desborde, pero nos falta madera para terminarla", explicó mamá castora con preocupación. Los tres amigos no dudaron ni un segundo en ofrecer su ayuda.

Lila corrió velozmente a buscar ramas secas, Teo buscó troncos resistentes y Pipo voló alto para encontrar las ramas más altas de los árboles. Trabajaron juntos como un equipo perfectamente sincronizado. Después de horas de arduo trabajo, la represa finalmente estuvo lista y el río quedó protegido. Los castores estaban felices y agradecidos por la generosidad de los tres amigos.

"¡Gracias por su valiosa ayuda! Son unos verdaderos héroes del bosque", dijo papá castor con gratitud. "No hay nada que agradecer.

Para nosotros es un placer ayudar a quienes lo necesitan", respondió Lila con una sonrisa cálida en su rostro. De regreso a casa, al caer la noche bajo un cielo estrellado, los tres amigos se sentaron alrededor de una fogata crepitante. "Hoy aprendimos que trabajar juntos nos hace invencibles", reflexionó Teo mirando las llamas danzar. "Así es.

Cuando nos apoyamos mutuamente, podemos lograr grandes cosas", agregó Pipo batiendo sus alas con alegría. Y así terminó este día inolvidable en el bosque encantado, donde la amistad y la solidaridad reinaban entre todos sus habitantes.

Los tres amigos sabían que siempre podían contar los unos con los otros en cualquier aventura que la vida les tuviera preparada.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!