La ayuda de los pequeños
Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires y Tobías se levantó temprano para ir al colegio. Se preparó rápidamente, tomó su mochila y salió de casa.
Caminaba por la calle con alegría, pensando en todas las cosas que haría ese día en el colegio. De repente, dos hombres se acercaron corriendo hacia él. Tobías intentó escapar, pero uno de los hombres lo agarró del brazo y le arrebató su celular.
- ¡Déjame mi celular! - gritó Tobías mientras intentaba recuperarlo sin éxito. Los ladrones huyeron rápidamente y dejaron a Tobías solo y asustado en la calle. Él no sabía qué hacer, estaba triste porque había perdido algo importante para él.
Pero entonces recordó una charla que habían tenido en el colegio sobre cómo reaccionar ante situaciones difíciles como esta. Decidió pedir ayuda a algún adulto cercano. Tobías vio a una señora mayor caminando por la calle y decidió acercarse a ella.
Le contó lo que había pasado y ella lo escuchó con atención. - No te preocupes, joven - dijo la señora con voz amable -. Vamos juntos a buscar ayuda.
La señora llevó a Tobías hasta una comisaría cercana donde pudieron hacer la denuncia del robo. Los policías tomaron todos los datos necesarios e iniciaron una búsqueda de los ladrones.
Mientras tanto, Tobías seguía triste por haber perdido su celular pero también se sentía feliz porque había encontrado ayuda cuando más lo necesitaba. Al salir de la comisaría, encontraron a un grupo de niños jugando en la plaza cercana. La señora le sugirió a Tobías que se acercara a ellos y les contara lo que había pasado.
Tobías se acercó tímidamente al grupo de niños y les contó su historia. Los niños lo escucharon atentamente y uno de ellos, llamado Juan, dijo:- Tobías, yo también fui asaltado una vez. Sé cómo te sientes.
Pero no te preocupes, los ladrones van a ser atrapados y tu celular será recuperado. Los demás niños estuvieron de acuerdo con Juan y decidieron hacer algo para ayudar a Tobías.
Juntos organizaron una búsqueda por el barrio para tratar de encontrar a los ladrones. Después de un rato caminando por el barrio, encontraron un lugar donde vendían celulares usados. Entre todos los niños revisaron cada uno de los celulares hasta que encontraron el del Tobías.
- ¡Lo encontramos! - gritó Juan emocionado -. Este es tu celular, Tobías. Tobías estaba muy feliz porque había recuperado su celular gracias a la ayuda de la señora y sus nuevos amigos del colegio.
A partir de ese día, Tobías aprendió que siempre hay personas dispuestas a ayudar en momentos difíciles y que nunca debe perder la esperanza.
También aprendió la importancia de pedir ayuda cuando lo necesitaba y sobre todo, confiar en sí mismo para salir adelante ante cualquier situación difícil que pudiera presentarse en su vida.
FIN.