La Baca y el Barrilete Volador



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una baca llamada Paca, que vivía en la granja del amable don Manuel. Paca era una baca curiosa y aventurera, siempre soñando con volar como los pájaros.

Un lindo día de primavera, don Manuel decidió hacer un barrilete colorido para que su hijo, el pequeño Nico, pudiera jugar. Paca lo observó atentamente mientras él recortaba formas de papel y las unía con hilo.

"¿Qué es eso, don Manuel?" - le preguntó Paca intrigada.

"¡Es un barrilete, Paca!" - respondió don Manuel, con una sonrisa en el rostro. "Cuando lo termine, volará alto en el cielo."

La idea de un objeto que podía volar fascinó a Paca. La baca, que había siempre admirado a los pájaros, le dijo a don Manuel: "¡Yo quiero volar también!" - pero don Manuel soltó una risita.

"Paca, vos no podés volar, sos una baca. ¡Tenés que estar en el suelo!"

Paca se sintió algo desanimada, pero decidió no rendirse. Mientras don Manuel armaba el barrilete, Paca tuvo una idea brillante:

"¡Y si le atamos una cuerda a mi cintura y lo llevamos juntos!" - sugirió emocionada.

Don Manuel se rió aún más: "Eso es una locura, Paca. Pero suena divertido. Vamos a intentarlo."

Cuando el barrilete estuvo listo, don Manuel llevó a Nico al campo abierto, y ató la cuerda del barrilete a la cintura de Paca. "Ahora empujá, Paca. ¡A correr!" - ordenó don Manuel.

Así, Paca corrió con todas sus fuerzas, mientras el barrilete comenzaba a elevarse en el cielo. La risa de Nico llenó el aire: "¡Mirá, mirá! ¡Paca está volando!"

Sin embargo, de repente una ráfaga de viento sopló con fuerza, y el barrilete empezó a bambolearse. Paca, asustada, tropezó y se cayó. "¡Ay, qué susto!" - gritó. El barrilete, por suerte, se desenganchó y aterrizó suavemente.

"¿Estás bien, Paca?" - preguntó Nico, acercándose.

"Sí, solo fue un susto," - respondió Paca, levantándose.

Don Manuel, mirando el barrilete, comprendió que la idea de volar había sido un poco arriesgada. "Tal vez es mejor que el barrilete vuele solo, Paca. ¡Pero hoy te has mostrado muy valiente!" - dijo el granjero, acariciando a la baca.

Desde ese día, Paca y el barrilete se convirtieron en grandes amigos, aunque cada uno mantuviendo su esencia. Aunque nunca pudo volar, Paca aprendió que a veces conectar los sueños con la realidad no siempre es como uno espera.

El barrilete volaba alto mientras Paca corría por el campo, siempre mirando hacia el cielo, inspirándose de aquellas alturas. Y así, la baca y su amigo el barrilete compartieron muchas risas, aventuras y sueños, recordándole a todo el pueblo que no importa cuán diferente se pueda ser, el espíritu de la amistad puede superar cualquier obstáculo.

Y así, el pequeño pueblo aprendió que los sueños son para todos, sólo hay que encontrar la manera de disfrutarlos juntos.

FIN.

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