La bailarina de las flores

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de hermosos jardines, una niña llamada Celeste. Celeste tenía dos años y le encantaba jugar entre las flores, correr por el pasto y sentir la brisa en su rostro.

Un día, mientras exploraba el jardín de su abuela, Celeste se detuvo frente a un hermoso ramo de rosas rojas.

De repente, algo mágico sucedió: ¡Celeste se transformó en una bailarina! Su vestido se convirtió en un tutú brillante y sus zapatillas en zapatos de ballet. Celeste no podía creer lo que veía, pero en lugar de asustarse, decidió disfrutar de su nueva forma. Comenzó a moverse con gracia entre las flores, saltando y girando al ritmo del viento.

Las mariposas revoloteaban a su alrededor y los pájaros cantaban alegremente. "¡Qué maravilla es ser una bailarina entre las flores!", exclamó Celeste con una sonrisa radiante. Mientras danzaba, Celeste notó que algunas flores parecían tristes y marchitas.

Se acercó a ellas y les preguntó qué les pasaba. Las flores le contaron que estaban tristes porque no recibían suficiente luz del sol y agua para crecer fuertes y hermosas. "No te preocupes", dijo Celeste con determinación.

"¡Haré todo lo posible para ayudarlas!". Así que Celeste bailó alrededor del jardín, llevando luz solar a cada rincón con sus movimientos elegantes.

Luego corrió hacia la fuente más cercana y trajo agua fresca para regar las flores sedientas. Poco a poco, las flores comenzaron a recuperar su vitalidad y color. Los pétalos marchitos se volvieron vibrantes nuevamente gracias al cuidado amoroso de Celeste.

Al ver la alegría que traía consigo la pequeña bailarina entre las flores, los habitantes del pueblo se reunieron para presenciar su danza mágica. Todos aplaudieron emocionados al ver cómo Celeste transformaba el jardín en un lugar lleno de vida y belleza.

Al finalizar su actuación, Celeste volvió a ser una niña normal pero llena de gratitud por la experiencia vivida.

Desde ese día, todos en el pueblo recordaron con cariño la historia de cómo Celeste se convirtió en una bailarina entre las flores y enseñó que con amor y dedicación podemos hacer del mundo un lugar mejor para todos los seres vivos.