La bailarina estrella
Laura era una niña muy especial. Desde pequeña había soñado con ser bailarina de ópera, y practicaba todos los días en su habitación, imitando a las grandes divas que veía en la televisión.
Un día, mientras paseaba por el parque, Laura escuchó a un grupo de niños hablando sobre un concurso de talentos que se llevaría a cabo en la ciudad. Sin dudarlo un segundo, decidió inscribirse y mostrarle al mundo su maravilloso talento para la danza.
El día del concurso llegó, y Laura estaba nerviosa pero emocionada. Cuando le tocó salir al escenario, se sintió como si estuviera volando. Con cada movimiento elegante y cada nota perfecta de su voz, cautivó a todos los presentes.
Al finalizar su actuación, el público estalló en aplausos y ovaciones. El jurado no tardó en dar su veredicto: Laura había ganado el primer premio.
La emoción invadió su corazón y sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad. "¡Lo logré! ¡Lo logré!" -exclamaba Laura mientras abrazaba a sus padres, quienes estaban entre el público. Desde ese día, la carrera de Laura despegó como nunca antes.
Recibió ofertas para actuar en los teatros más importantes del país y viajó por todo el mundo mostrando su arte y compartiendo su pasión por la danza. Pero no todo fue fácil para Laura.
En una ocasión, durante una presentación importante en Italia, tropezó justo antes de salir al escenario. Aunque sintió vergüenza y miedo de fallar frente a tanta gente, recordó las palabras de su madre: "Los verdaderos artistas no son aquellos que nunca fallan, sino aquellos que se levantan cada vez que tropiezan".
Con valentía y determinación, Laura se levantó del tropiezo y salió al escenario con más fuerza que nunca. Su actuación fue tan emotiva y poderosa que dejó al público boquiabierto. "¡Bravo! ¡Bravo!" -coreaban todos al finalizar la función.
Laura aprendió una gran lección ese día: los obstáculos pueden aparecer en nuestro camino, pero lo importante es superarlos con coraje y perseverancia. Así fue como Laura se convirtió en una bailarina de ópera admirada en todo el mundo.
Su historia inspiradora demostraba que los sueños sí pueden hacerse realidad si uno trabaja duro por ellos y nunca pierde la fe en sí mismo.
Y así siguió bailando al ritmo de la música, llevando alegría y esperanza a cada escenario donde pisaba.
FIN.