La Ballena de los Colores



Había una vez, en las profundidades del océano, una ballena llamada Whalien. A diferencia de las demás ballenas, Whalien tenía unas manchas multicolores en su cuerpo que la hacían única y especial.

Pero a pesar de su belleza, se sentía triste y solitaria porque creía que nadie quería ser su amigo. Un día, mientras nadaba por el mar, Whalien vio un grupo de peces jugando y riendo juntos.

Se acercó tímidamente y les preguntó:"¿Podrían ser mis amigos?"Los peces se miraron entre sí sorprendidos y uno de ellos respondió:"Lo siento, pero no podemos ser amigos tuyos. Eres demasiado diferente. "Whalien sintió como si le hubieran dado un golpe en el corazón.

Nadó lejos de allí llorando silenciosamente. Mientras tanto, un delfín llamado Delphie había presenciado toda la escena desde lejos. Delphie era amigable y comprensiva. No soportaba ver a alguien triste sin razón alguna. Así que decidió acercarse a Whalien para consolarla.

"Hola Whalien", dijo Delphie con voz dulce. "Vi lo que pasó antes y quiero decirte algo importante: ¡Tú eres increíblemente especial! Tus manchas multicolores te hacen destacar entre todas las demás ballenas".

Whalien levantó la cabeza sorprendida ante las palabras amables de Delphie. "Pero... ¿no crees que soy extraña?" preguntó Whalien. Delphie sonrió cálidamente antes de responder:"No hay nada malo en ser diferente. En realidad, es lo que nos hace únicos y especiales.

No te preocupes por lo que piensen los demás. Solo aquellos que te acepten tal como eres serán tus verdaderos amigos". Whalien se sintió reconfortada por las palabras de Delphie y decidió seguir su consejo.

Nadaron juntas durante horas, compartiendo historias y risas. Whalien finalmente comenzó a sentirse feliz y confiada. Pero la historia no termina aquí. Un día, mientras exploraban una hermosa cueva submarina, escucharon un ruido extraño proveniente de una grieta en la pared.

Decidieron investigar y descubrieron a una pequeña tortuga atrapada entre las rocas. "¡Ayuda! ¡No puedo salir!" gritaba la tortuga desesperadamente. Whalien y Delphie se acercaron rápidamente para ayudarla. Juntas empujaron las rocas hasta liberarla.

La tortuga estaba tan agradecida que no paraba de dar saltitos de alegría. "¡Muchas gracias por salvarme! Soy Tina, ¿puedo ser amiga de ustedes?" preguntó emocionada.

Whalien y Delphie sonrieron ampliamente al darse cuenta de que habían encontrado a alguien más que valoraba su amistad sin importar cómo fueran físicamente.

Desde ese día, Whalien aprendió una valiosa lección: la verdadera amistad no se basa en la apariencia física o en ser igual a los demás; sino en encontrar personas (o animales) especiales que te acepten tal como eres. Y así, Whalien, Delphie y Tina se convirtieron en los mejores amigos del océano. Juntos, demostraron que la amistad verdadera no tiene límites y que ser diferente es algo maravilloso.

Y colorín colorado, esta historia de amistad ha terminado.

FIN.

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