La ballena que caminaba
Danna estaba emocionada por ir a la playa. Era un día soleado y perfecto para construir castillos de arena y nadar en el mar. Mientras paseaba por la orilla, algo extraordinario llamó su atención. ¡Una ballena gigante estaba caminando por la playa!
Danna se quedó boquiabierta. Nunca había visto algo así antes. La ballena tenía una mirada triste en sus ojos, y Danna sabía que algo andaba mal. Sin pensarlo dos veces, se acercó a la ballena y le preguntó qué le pasaba.
- ¿Estás bien? ¿Por qué estás caminando en la playa? - preguntó Danna con curiosidad.
La ballena suspiró y le explicó que se había perdido del océano durante una tormenta y no podía encontrar su camino de vuelta. Estaba agotada y sentía mucha tristeza por estar lejos de su hogar. Danna, con su corazón valiente, decidió ayudar a la ballena. Con la ayuda de algunos amigos y la orientación de los lugareños, idearon un plan para llevar a la ballena de regreso al mar.
Juntos, construyeron un sendero hecho de agua y sal que llevaba directo al océano. La ballena, emocionada y agradecida, comenzó a seguir el sendero con cuidado. Todos los que estaban en la playa la animaban y le ofrecían palabras de aliento. Incluso se unieron a la ballena en su camino hacia el mar.
Finalmente, la ballena alcanzó el agua y se sumergió con alegría. Danna y todos los presentes aplaudieron y celebraron su regreso a casa. La ballena se sumergió en las profundidades del océano, pero antes de desaparecer, asomó su cabeza y le dijo a Danna:
- Gracias por ayudarme. Nunca olvidaré tu bondad.
Danna regresó a casa con una sonrisa en su rostro. Aprendió que con compasión, valentía y trabajo en equipo, cualquier desafío, por más grande que sea, se puede superar. La historia de la ballena que caminaba se convirtió en un ejemplo para todos en la playa, recordándoles la importancia de ayudar a aquellos que lo necesitan.
FIN.