La banana compartida



Había una vez en la selva un grupo de animales muy peculiares: Elefantita, Tigre y Rinoceronte. Cada uno tenía una característica especial que los hacía únicos.

Elefantita era muy inteligente y siempre tenía ideas brillantes; Tigre era valiente y audaz, nunca le temía a nada; y Rinoceronte era fuerte y poderoso, capaz de derribar árboles con su cuerno. Un día, mientras paseaban por la selva, se encontraron con una deliciosa banana colgando de un árbol.

Los tres amigos se miraron emocionados y decidieron compartirla entre ellos. Elefantita propuso: "Podemos cortarla en tres partes iguales para que cada uno tenga su porción". Tigre asintió entusiasmado, pero Rinoceronte dijo: "No me parece justo cortarla en partes iguales.

Yo soy más grande y necesito comer más". Elefantita se detuvo a pensar por un momento y luego tuvo una idea: "¡Ya sé! Podemos tener un desafío para ver quién merece más la banana".

Tigre levantó las cejas emocionado mientras Rinoceronte frunció el ceño confundido. Elefantita explicó: "Vamos a realizar tres pruebas diferentes. Cada uno tendrá la oportunidad de demostrar sus habilidades. Al final, quien haya ganado dos pruebas será el merecedor de la mayor parte de la banana".

Los animales aceptaron el desafío sin dudarlo. La primera prueba consistió en escalar un árbol alto lo más rápido posible. Tigre fue el primero en intentarlo debido a su agilidad.

Subió rápidamente y llegó a la cima en un abrir y cerrar de ojos. Elefantita, con su inteligencia, decidió utilizar su trompa para trepar por el tronco del árbol. Aunque le llevó más tiempo que a Tigre, logró llegar a la cima sin problemas.

Rinoceronte, al ver las habilidades de sus amigos, se sintió intimidado. Sin embargo, no se dio por vencido y utilizó toda su fuerza para derribar el árbol. Aunque tardó más tiempo que los demás, lo logró.

La segunda prueba consistió en nadar hasta una isla cercana. Tigre demostró ser un excelente nadador y llegó rápidamente a la orilla. Elefantita sabía que no podía nadar como Tigre o Rinoceronte, así que ideó un plan ingenioso.

Utilizó su trompa como snorkel y flotador mientras cruzaba el agua con facilidad. Rinoceronte no era buen nadador pero decidió intentarlo igualmente. Con cada brazada pesada pero decidida, avanzaba lentamente hacia la meta.

Llegando a la tercera prueba final, Elefantita propuso una carrera desde la isla hasta el punto de partida en la selva. Tigre salió disparado como un rayo mientras Elefantita corría con gracia y astucia utilizando sus grandes orejas para mantenerse equilibrada en cada paso.

Rinoceronte dudaba si correr debido a su tamaño pesado pero decidió dar lo mejor de sí mismo. Aunque no era rápido como los demás animales, avanzaba con determinación hacia la línea de meta. Al finalizar las pruebas, Tigre había ganado dos de ellas y Elefantita una.

Rinoceronte no había ganado ninguna pero eso no importaba ya que lo importante era la diversión y el compañerismo.

Elefantita, recordando su promesa inicial, dijo: "Incluso si no has ganado ninguna prueba, Rinoceronte, aún mereces una parte de la banana. El esfuerzo y la determinación que pusiste en cada prueba son dignos de admirar". Rinoceronte se emocionó al escuchar esto y agradeció a sus amigos por su generosidad.

Los tres amigos compartieron la deliciosa banana con alegría y satisfacción. Aprendieron que trabajar juntos y valorar las habilidades únicas de cada uno los hacía más fuertes como equipo. Desde ese día, Elefantita, Tigre y Rinoceronte se convirtieron en los mejores amigos de la selva.

Juntos vivieron muchas aventuras emocionantes mientras seguían aprendiendo lecciones valiosas sobre amistad, cooperación e igualdad. Y así concluye esta historia llena de enseñanzas para pequeños lectores.

FIN.

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