La banda de amigos



Había una vez, en un colegio muy especial, un pequeño ratoncito llamado Lucas. Lucas era muy valiente y aventurero, siempre buscaba nuevas experiencias y amigos.

Un día, mientras exploraba el colegio, se encontró con algo asombroso: ¡un dinosaurio enorme! El dinosaurio se llamaba Dino y era amigable a pesar de su tamaño imponente. Lucas no podía creerlo, ¡había hecho un amigo gigante! Desde ese momento, los dos se volvieron inseparables.

Dino protegía a Lucas de cualquier peligro y juntos vivían emocionantes aventuras por todo el colegio. Se escondían en la biblioteca para leer libros sobre animales prehistóricos y luego simulaban ser cazadores de tesoros en el patio de recreo.

Un día, mientras jugaban al escondite en el gimnasio del colegio, escucharon ruidos extraños procedentes del salón de música. Decidieron investigar qué estaba pasando allí. Al llegar al salón de música, descubrieron que alguien había dejado todos los instrumentos desordenados y rotos.

Era evidente que alguien había estado jugando sin cuidado alguno. Lucas notó unas huellas sospechosas cerca del piano y decidió seguirlas junto a Dino. Las huellas los llevaron hasta la sala de arte donde encontraron a un niño llamado Pedro llorando desconsoladamente.

"¿Qué te pasa?", preguntó Lucas preocupado. Pedro levantó la cabeza sorprendido al ver al ratoncito acercarse. "Es que... quería tocar el piano pero soy demasiado pequeño", sollozó Pedro.

Dino se acercó y con suavidad le dio un lametazo amigable en la cara. Pedro sonrió y comenzó a acariciar al dinosaurio gigante. "No te preocupes, Pedro", dijo Lucas. "Todos tenemos diferentes habilidades y tamaños.

¿Por qué no intentas tocar otro instrumento que sea más adecuado para ti?"Pedro secó sus lágrimas y asintió. Juntos, buscaron un xilofón en el salón de música y Pedro descubrió que tenía un talento natural para tocar ese instrumento pequeño pero hermoso.

A partir de ese día, Lucas, Dino y Pedro formaron una banda musical muy especial en el colegio.

Lucas tocaba la guitarra con sus diminutas patitas, Dino hacía temblar el suelo con su voz grave como un bajo, y Pedro alegraba a todos con las melodías mágicas del xilofón. La noticia sobre la increíble banda llegó a oídos de los demás estudiantes del colegio, quienes quedaron fascinados por la amistad entre el ratoncito valiente, el dinosaurio gigante y el niño talentoso.

Este cuento nos enseña que no importa cuán diferentes seamos o cuál sea nuestro tamaño; lo importante es encontrar nuestras pasiones y habilidades individuales para compartir con los demás. La verdadera amistad puede superar cualquier obstáculo si nos apoyamos mutuamente en nuestros sueños y metas.

Y así fue como Lucas, Dino y Pedro demostraron al mundo entero que incluso las amistades más inusuales pueden ser las más hermosas e inspiradoras de todas.

El colegio se llenó de música y alegría gracias a su amistad, y todos aprendieron a valorar las diferencias y celebrar la diversidad.

FIN.

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