La banda de la lluvia


Había una vez en un lejano y mágico bosque, un ser cuadrúpedo llamado Cuadrito. Era una criatura muy especial, ya que en lugar de tener cuatro patas como la mayoría de los animales, él tenía forma de cubo.

A pesar de su peculiar apariencia, Cuadrito era muy feliz y vivía rodeado de árboles altos y flores coloridas. Lo que hacía a Cuadrito aún más especial es que le encantaba la música.

Cada día se adentraba en el bosque para escuchar los sonidos melodiosos que producían las aves cantoras y el viento al rozar las hojas de los árboles. Pero lo que más disfrutaba era cuando algún animalito del bosque tocaba algún instrumento musical.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Cuadrito escuchó un hermoso sonido proveniente del río cercano. Se acercó sigilosamente y descubrió a una pequeña nutria tocando una flauta dulce con gran destreza. - ¡Wow! ¡Eres increíble! - exclamó Cuadrito emocionado.

La pequeña nutria se sorprendió al ver a Cuadrito pero rápidamente recuperó la calma. - Gracias por tus palabras amiguito cuadrado. Me llamo Nuta y me encanta tocar música para alegrar mi día.

Cuadrito quedó maravillado con el talento musical de Nuta, así que propuso algo emocionante:- ¿Qué te parece si formamos una banda? Yo puedo ser tu compañero rítmico con mis patitas cuadradas.

Nuta aceptó encantada la propuesta y juntos comenzaron a explorar el bosque en busca de otros animales que quisieran unirse a su banda. Encontraron a Tambor, un conejo muy habilidoso en los tambores, y a Trino, un pájaro con una hermosa voz.

Con su banda completa, Cuadrito, Nuta, Tambor y Trino empezaron a ensayar día tras día. Pronto se hicieron famosos en todo el bosque por sus melodías pegajosas y ritmos contagiosos. Los demás animales del bosque se reunían para escucharlos tocar y bailaban al son de su música.

Pero la felicidad no duró mucho tiempo. Un día, mientras ensayaban cerca del río, una tormenta sorprendió al grupo. La lluvia caía fuertemente sobre ellos e impedía que pudieran seguir tocando.

- ¡Oh no! - exclamó Nuta desesperada - ¿Qué haremos ahora? Cuadrito miró fijamente el agua que caía desde las nubes y tuvo una idea brillante.

- ¡Esperen! - gritó Cuadrito emocionado - ¡La lluvia también puede ser música! Los demás miembros de la banda lo miraron confundidos pero decidieron confiar en él. Entonces Cuadrito comenzó a golpear su cuerpo cuadrado con sus patitas al ritmo de la lluvia. Nuta sacó su flauta dulce y creó melodías acompañadas por los tambores de Tambor y la hermosa voz de Trino.

La música que surgía era mágica. Las gotas de lluvia parecían danzar alrededor del grupo, creando una sinfonía única y especial. La tormenta pasó pero la música de Cuadrito y su banda continuó resonando en el bosque.

Los animales del lugar se reunían cada vez que tocaban para disfrutar de sus melodías llenas de alegría y energía.

Cuadrito aprendió que no importaba cómo luciera por fuera, lo más importante era seguir su pasión y compartir su amor por la música con los demás. La diversidad musical unió a todos los habitantes del bosque en armonía y felicidad.

Y así, Cuadrito demostró al mundo que el verdadero talento no tiene forma ni tamaño, sino que reside en el corazón de aquellos que se atreven a soñar y perseguir sus sueños.

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