La banda de piedras brillantes
Había una vez un niño llamado Pablo que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Pablo era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con una tortuga solitaria. "Pareces triste", le dijo Pablo a la tortuga. "¿Qué te pasa?"La tortuga levantó la cabeza lentamente y suspiró. "Estoy aburrida", respondió ella. "No tengo amigos con quien jugar".
Pablo sonrió y extendió su mano hacia la tortuga. "¡Seremos amigos!" exclamó emocionado. La tortuga miró a Pablo sorprendida pero luego asintió con la cabeza. Desde ese día, los dos se volvieron inseparables.
Juntos, exploraban el bosque, trepaban árboles y jugaban en el río. Un día, mientras caminaban por el río, encontraron unas piedras brillantes en el agua. Las piedras eran hermosas y tenían colores vibrantes como nunca antes habían visto. "¡Mira estas piedras! Son preciosas", exclamó Pablo emocionado.
La tortuga también quedó maravillada por las piedras y sugirió llevar algunas a casa para mostrarle a su hermana mayor. Cuando llegaron a casa de Pablo, encontraron a su hermana cantando en su habitación.
"-Hola chicos ¿Cómo les fue hoy? -preguntó su hermana mientras dejaba de cantar. ""Mira lo que encontramos en el río", dijo Pablo mostrándole las piedras brillantes. La hermana de Pablo soltó un grito emocionado al ver las piedras.
"¡Son increíbles! ¡Parecen joyas!"De repente, la hermana de Pablo tuvo una idea. "¿Y si formamos una banda? Tú puedes cantar, yo puedo tocar la guitarra y las piedras pueden ser nuestros instrumentos de percusión". Pablo y la tortuga se emocionaron al instante con la idea.
Así que comenzaron a practicar todos los días. La hermana de Pablo les enseñaba acordes en la guitarra mientras ellos ensayaban sus canciones.
Un día, decidieron hacer un concierto en el parque del pueblo para mostrarle a todos su talento musical. El cartel decía: "¡Ven a escuchar a Pablo, la tortuga y las piedras!"El día del concierto llegó y el parque estaba lleno de personas ansiosas por escucharlos.
La hermana de Pablo comenzó a tocar su guitarra, mientras que Pablo cantaba con todo su corazón y la tortuga golpeaba las piedras rítmicamente. La multitud quedó asombrada por el talento de los tres amigos y no pudieron evitar aplaudir entusiasmados al finalizar cada canción.
Desde ese día, Pablo, la tortuga y las piedras se convirtieron en una famosa banda infantil en su pueblo. Viajaron por diferentes lugares llevando alegría con sus canciones.
Pero lo más importante es que aprendieron que cuando trabajan juntos como equipo, pueden lograr cosas maravillosas. Y así fue como descubrieron que no importa cuán diferentes sean entre sí, siempre pueden encontrar algo especial en cada uno para compartir con el mundo. Y así termina esta historia llena de amistad, música y aventuras.
¿Quién sabe qué nuevas aventuras les esperan a Pablo, la tortuga y las piedras en el futuro? ¡Solo el tiempo lo dirá!
FIN.