La Bandera del Morro


Había una vez, en la hermosa ciudad de Arica, un niño llamado Mateo. Mateo era curioso y aventurero, siempre estaba buscando nuevas emociones y descubrimientos.

Un día, mientras paseaba por la playa, levantó la mirada hacia el imponente Morro de Arica y se quedó maravillado al ver que en su cima flameaba al viento la bandera chilena.

Intrigado por esta imagen tan inspiradora, decidió subir hasta lo más alto del Morro para averiguar cómo es que había llegado allí nuestra querida bandera. Con mucha determinación y energía, comenzó a ascender los 130 metros de altura que le separaban de su objetivo.

Al llegar a la cima, se encontró con un grupo de niños que también estaban admirando la bandera. Él se acercó tímidamente y preguntó: "¿Cómo es que llegó aquí nuestra bandera?". Los otros niños sonrieron y uno de ellos respondió: "Fue gracias a nuestro esfuerzo y trabajo en equipo".

Mateo quedó aún más intrigado con esa respuesta y les pidió que le contaran toda la historia.

Los niños accedieron encantados e iniciaron su relato:"Hace mucho tiempo atrás, cuando éramos solo unos pequeños exploradores como tú, soñábamos con tener nuestra propia bandera flameando en el Morro. Sabíamos que no sería fácil lograrlo, pero estábamos dispuestos a intentarlo". "Así fue como nos organizamos en un equipo llamado "Los Guardianes del Morro".

Cada uno tenía una habilidad especial: algunos eran buenos escaladores, otros eran creativos y sabían diseñar banderas, y también había quienes eran muy valientes". "Durante semanas, nos dedicamos a planificar cómo íbamos a subir hasta la cima del Morro para poner nuestra bandera.

Diseñamos un sistema de cuerdas y poleas para facilitar el ascenso y preparamos una bandera gigante con los colores más hermosos que pudimos imaginar". "Finalmente, llegó el gran día. Nos pusimos nuestros arneses de escalada y comenzamos a ascender.

Fue una tarea difícil y peligrosa, pero nunca perdimos la esperanza ni dejamos de animarnos unos a otros". Mateo escuchaba atentamente cada palabra, admirando la determinación y valentía de esos niños.

Pero su curiosidad iba en aumento: "¿Y qué pasó cuando llegaron a la cima?". Los niños sonrieron antes de continuar con su relato:"Cuando finalmente alcanzamos la cima del Morro, desplegamos nuestra bandera chilena gigante al viento. Fue un momento mágico verla flamear tan alta y orgullosa sobre todos nosotros".

"Pero lo más increíble fue que nuestro esfuerzo no pasó desapercibido. La gente comenzó a llegar al Morro para admirar nuestra hazaña y felicitarnos por nuestro trabajo en equipo. Incluso las autoridades locales nos dieron reconocimientos por nuestra valentía e ingenio".

Mateo quedó fascinado con esa historia llena de aventura, amistad y perseverancia. Se dio cuenta de que cualquier sueño puede hacerse realidad si uno se lo propone con determinación y trabaja en equipo.

Desde ese día, Mateo se convirtió en uno de los Guardianes del Morro. Junto a sus nuevos amigos, continuaron realizando proyectos comunitarios para embellecer la ciudad y fomentar el espíritu de trabajo en equipo entre los niños.

Y así, gracias al esfuerzo y dedicación de esos pequeños valientes, el Morro de Arica siempre lucía con orgullo nuestra bandera chilena flameando al viento, recordándonos que juntos podemos lograr grandes cosas.

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