La Barita del Mago Raro
Era una mañana soleada y Emiliano, un joven de 18 años, despertó emocionado. La noche anterior había estado en un castillo mágico donde conoció a un mago muy raro llamado Merlín.
"¡Hola, Emiliano! Bienvenido a mi castillo. Te enseñaré magia en un abrir y cerrar de ojos" - dijo Merlín, agitando su varita con un gesto peculiar.
Emiliano estaba asombrado. A pesar de lo extraño que era el mago, había algo en él que despertaba curiosidad. Se quedó con la boca abierta mientras Merlín hacía flotar objetos por el aire, transformando una taza en un pez dorado.
Al día siguiente, Emiliano decidió explorar el castillo por su cuenta. Mientras recorría las habitaciones llenas de artefactos mágicos y espejos encantados, se topó con una puerta que nunca había visto antes. Con cautela, la abrió y se encontró en un cuarto secreto.
El cuarto estaba lleno de libros antiguos, cada uno con un título más interesante que el anterior. Emiliano se acercó a una estantería y, mientras revisaba los títulos, algo cayó al suelo. Era un antiguo libro de hechizos que, al abrirlo, reveló un mapa que señalaba un cofre escondido detrás de él.
"¿Qué será eso?" - se preguntó Emiliano emocionado.
Siguiendo las indicaciones del mapa, buscó y movió el libro. Tras el último empujón, reveló un cofre polvoriento con un candado. Emiliano sintió que su corazón latía más rápido. Con un pequeño empujón, el cofre se abrió, y dentro encontró una varita mágica en perfecto estado.
"¡Increíble! ¡La varita de Merlín!" - exclamó Emiliano. No podía creer lo que había encontrado.
De repente, escuchó una voz detrás de él. Era Merlín, quien había decidido seguirlo en secreto.
"Has encontrado mi varita, joven Emiliano. Pero, ¿sabes cuál es su verdadero poder?" - preguntó el mago con una sonrisa.
"No, ¿cuál es?" - respondió Emiliano, intrigado.
"Su poder radica en tu propio corazón y en tu voluntad de hacer el bien. Solo aquellos que tienen un corazón noble pueden usarla correctamente." - dijo Merlín mientras acariciaba la varita.
Emiliano reflexionó sobre las palabras de Merlín.
"Entonces, puedo usarla para ayudar a otros y hacer cosas buenas, ¿verdad?"
"Así es, pero recuerda, la magia no está solo en la varita, sino en tus acciones y decisiones. Tú eres el verdadero mago de tu propia vida. Usa la varita con sabiduría y bondad." - respondió Merlín.
Decidido a hacer el bien, Emiliano usó la varita para ayudar a los habitantes del castillo. A través de pequeñas acciones, como encantar a las flores para que florecieran más rápido o ayudar a los animales del bosque, Emiliano se dio cuenta de que la verdadera magia residía en su deseo de hacer felices a los demás.
Con el tiempo, Emiliano se convirtió en un gran mago a su manera. Pero siempre recordaba las enseñanzas de Merlín. La varita quedó como un símbolo de su compromiso de ser una buena persona.
"Gracias, Merlín, por mostrarme que la magia está en mi" - le dijo Emiliano cuando se despidieron.
"Recuerda, Emiliano, la magia nunca se apaga mientras tú te esfuerces por llevar alegría y bondad al mundo. ¡Adelante, joven!" - le respondió Merlín, despidiéndose con una sonrisa.
Y así, Emiliano salió del castillo, no solo con una varita mágica, sino con el conocimiento de que cada uno tiene en su interior el poder de cambiar el mundo con buenas acciones y un corazón noble.
FIN.