La barra de chocolate salvadora
Ana y Francisco estaban muy emocionados por ir a visitar a su mamá Laura al bosque. Ella había ido a buscar algunas frutas y se había topado con un dragón que la atrapó en su guarida.
Los mellizos, decididos a salvarla, se adentraron en el bosque sin dudarlo. En el camino, se encontraron con varios obstáculos como ríos, árboles caídos y animales salvajes. Pero Ana y Francisco no perdieron la esperanza de encontrar a su mamá.
Finalmente llegaron a la guarida del dragón y vieron que era enorme. El dragón estaba dormido pero aun así ellos sabían que tenían que ser cautelosos para no despertarlo. "¿Qué hacemos ahora?", preguntó Ana susurrando.
"Tenemos que encontrar algo para distraerlo", respondió Francisco en voz baja. Fue entonces cuando recordaron que les encantaba el chocolate. Así que sacaron una barra de chocolate de sus bolsillos y la dejaron cerca del dragón.
El olor del chocolate despertó al dragón quien lo devoró rápidamente. Mientras él estaba distraído comiendo, los mellizos aprovecharon para liberar a su mamá Laura quien estaba atada con cadenas. "¡Gracias hijos míos! ¡Los amo!", exclamó Laura abrazándolos fuerte.
Juntos lograron salir de la guarida del dragón sin ser descubiertos. En el camino de vuelta, Ana y Francisco aprendieron algo muy importante: nunca subestimes el poder del chocolate.
También aprendieron sobre perseverancia y trabajo en equipo ya que juntos pudieron superar los obstáculos para salvar a su mamá. Desde ese día, los mellizos siempre llevaban una barra de chocolate en sus aventuras y recordaban con alegría aquel momento en el que salvaron a su mamá del dragón.
FIN.