La batalla contra el dragón


Un día, Abril decidió que quería ser una princesa. Así que se puso su vestido más bonito y se coronó con una tiara de plástico. Lola la miraba desde el suelo, moviendo su cola emocionada. -¡Hola Lola! -dijo Abril-.

¿Quieres ser mi fiel compañera en esta aventura? Lola ladró como diciendo "sí" y juntas comenzaron a explorar el castillo imaginario que Abril había creado en su mente.

Pero entonces, un dragón malvado apareció de la nada y amenazó con destruir todo a su paso. -¡Oh no! -exclamó Abril-. ¡Tenemos que detenerlo! Así que las dos amigas corrieron hacia el dragón, pero éste sopló fuego por la boca haciendo retroceder a Lola asustada. -Ayuda, Lola -gritó Abril-.

No podemos dejar que nos venza. En ese momento, Lola recordó algo importante: ella era una perrita muy valiente. Y así lo demostró al acercarse al dragón sin temor alguno.

El dragón volvió a soplar fuego, pero esta vez Lola saltó ágilmente para esquivarlo mientras mordía con fuerza uno de sus pies. El dragón gritaba de dolor mientras intentaba zafarse del agarre de la pequeña perrita.

Abril aprovechó esa distracción para agarrar una espada imaginaria y clavársela en el corazón del dragón. Éste desapareció en un humo negro dejando atrás sólo cenizas. -Lo logramos, Lola -dijo Abril, abrazando a su perrita-. Juntas podemos hacer cualquier cosa.

Desde ese día, Abril y Lola se convirtieron en las heroínas de su castillo imaginario. Y aunque enfrentaron muchos desafíos más, siempre supieron que podían contar la una con la otra para salir adelante. .

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