La batalla contra la Enfermedad


Había una vez en un mundo mágico y lejano, donde la Enfermedad reinaba en la superficie y la Sociedad vivía bajo tierra, gobernada por una monarquía sabia y bondadosa.

La Enfermedad había llegado sin previo aviso y se había extendido rápidamente por todo el mundo, causando estragos y tristeza a su paso. La Sociedad bajo tierra estaba compuesta por seres diminutos llamados Terrícolas, quienes habían construido un próspero reino subterráneo lleno de luz y color.

Su Reina, Luna, era conocida por su valentía y amor hacia su pueblo. Un día, mientras paseaba por los túneles del reino, Luna escuchó un débil llanto que provenía de una grieta en la pared.

Al acercarse, descubrió a un pequeño niño humano llamado Sol que había caído desde la superficie enferma. Sin dudarlo, Luna lo llevó al Palacio Real para cuidarlo y protegerlo. "-¿Qué te ha traído hasta aquí, pequeño Sol?" preguntó Luna con ternura.

Sol explicó que había escapado de la Enfermedad en busca de ayuda para salvar a su familia y a su mundo. Conmovida por sus palabras, Luna decidió ayudarlo y convocó a los sabios consejeros del reino para encontrar una solución.

Tras largas horas de deliberación, surgió una idea brillante: utilizar el poder sanador de las gemas mágicas que crecían en las profundidades de la tierra para crear un remedio contra la Enfermedad.

Pero para lograrlo necesitarían la ayuda de todos los habitantes del reino. Los Terrícolas trabajaron incansablemente día y noche extrayendo las gemas mágicas mientras Luna guiaba a Sol en el proceso de creación del remedio. Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, el remedio estuvo listo.

Con valentía y determinación, Sol se dirigió hacia la superficie llevando consigo el remedio milagroso. Al llegar allí encontró a la Enfermedad debilitada e indefensa ante el poder sanador de las gemas mágicas.

Con cada gota del remedio que aplicaba sobre ella, la Enfermedad retrocedía hasta desaparecer por completo. El mundo volvió a estar sano gracias al coraje y solidaridad de todos los involucrados.

La Sociedad bajo tierra celebró con alegría junto a Sol quien se convirtió en un héroe admirado por todos. "-¡Gracias por tu valentía Sol! Has demostrado que juntos podemos superar cualquier adversidad", expresó Luna emocionada.

Desde ese día en adelante, humanos y Terrícolas colaboraron mutuamente compartiendo conocimientos e ideas para garantizar un futuro próspero para ambos mundos. Y así fue como una amistad duradera floreció entre dos sociedades diferentes pero unidas por valores como el amor, la solidaridad y el trabajo en equipo.

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