La Batalla de las Hadas



En un mundo donde la alegría y la belleza reinaban en cada rincón, había una pequeña hada llamada Luna que vivía en el bosque encantado.

Luna era conocida por su risa contagiosa y su amor por ayudar a los demás. Todas las criaturas del bosque adoraban pasar tiempo con ella, escuchando sus cuentos mágicos y aprendiendo de su sabiduría. Un día, mientras Luna paseaba por el prado de flores brillantes, notó que algo extraño estaba sucediendo.

Las plantas parecían marchitarse, los colores se desvanecían y un silencio inusual llenaba el aire. Preocupada, decidió investigar qué estaba causando aquel cambio en su amado bosque.

Al acercarse al corazón del bosque, Luna descubrió a una malvada bruja llamada Morgana, quien había llegado con la intención de robar toda la magia y la belleza del lugar para sí misma. Morgana había lanzado un hechizo oscuro que estaba consumiendo lentamente la vida del bosque.

Luna sabía que no podía permitir que eso sucediera. Con valentía y determinación, se acercó a Morgana para detenerla. "¡Detente, Morgana! Este es un lugar de luz y alegría, no puedes robar nuestra magia", exclamó Luna con firmeza. Morgana rió con crueldad.

"Pequeña hada, nada puede detenerme ahora. Esta magia será mía y no hay nada que puedas hacer al respecto". Pero Luna no se dio por vencida.

Recordando las lecciones de sabiduría de los ancianos árboles del bosque, supo lo que debía hacer. Reuniendo todo su poder interior y rodeándose de pura luz dorada, lanzó un hechizo tan brillante que iluminó todo el bosque.

El hechizo de Luna contrarrestó la oscuridad de Morgana y devolvió la vitalidad al bosque una vez más. Los colores resplandecientes regresaron, las plantas florecieron con renovada energía y los animales volvieron a corretear felices por los prados.

Morgana fue expulsada del bosque por el poder de la magia positiva de Luna y nunca más volvió a amenazar aquel lugar encantado.

Desde ese día en adelante, Luna fue recordada como la heroína del bosque encantado; enseñando a todos que incluso en los momentos más oscuros siempre hay luz si uno está dispuesto a buscarla dentro de sí mismo. Y así, gracias al coraje y bondad de Luna, el mundo siguió brillando con colores vivos y la naturaleza floreció eternamente en toda su plenitud.

FIN.

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