La batalla por la salud de Tomás


Había una vez en el cuerpo de Tomás, un niño muy curioso y aventurero, cuatro amigos muy especiales: Digerito, Respirín, Circulito y Excretín. Ellos eran los encargados de mantener a Tomás sano y fuerte.

Un día, Digerito decidió preparar una gran fiesta en honor a la buena alimentación. Invitó a todos los alimentos saludables del cuerpo de Tomás para que participaran. "¡Venid todos! ¡Vamos a celebrar juntos y nutrirnos para estar llenos de energía!", exclamó emocionado.

Respirín llegó soplando su trompeta de aire fresco y oxígeno puro. "¡Qué alegría poder ayudar a nuestros amigos a tener fuerzas para seguir adelante!", dijo con entusiasmo.

Circulito se encargaba de llevar a cada alimento por todo el cuerpo para que pudiera ser aprovechado al máximo. "¡Sin mí, los nutrientes no podrían llegar a donde se necesitan! ¡Soy como un mensajero veloz que nunca descansa!", presumió orgulloso.

Por otro lado, Excretín tenía la importante tarea de deshacerse de todo lo que el cuerpo ya no necesitaba. "Aunque mi trabajo no sea el más glamoroso, es fundamental para mantener limpio nuestro hogar", explicaba con humildad.

Todo marchaba sobre ruedas en el cuerpo de Tomás hasta que un día llegaron unos invitados no deseados: la comida chatarra y las bebidas azucaradas. Estos alimentos malvados intentaban sabotear la fiesta y causar estragos en el organismo. Digerito sabía que debían actuar rápido antes de que fuera demasiado tarde.

Convocó una reunión urgente con sus amigos y juntos idearon un plan para combatir a los intrusos dañinos. "Respirín, necesitamos tu ayuda para purificar el aire y darle fuerza a nuestro sistema inmunológico", pidió Digerito.

"Circulito, lleva rápidamente agua fresca por todo el cuerpo para eliminar las toxinas", ordenó Respirín. "Y tú, Excretín, trabaja sin descanso para expulsar todo lo malo lo antes posible", instó Circulito.

Los cuatro amigos trabajaron en equipo arduamente durante días hasta lograr vencer a los invasores malignos. La comida chatarra y las bebidas azucaradas fueron expulsadas del cuerpo de Tomás gracias al esfuerzo conjunto del sistema digestivo, respiratorio, circulatorio y excretor.

Desde ese día, Tomás aprendió la importancia de cuidar su salud alimentándose correctamente y manteniendo activos a sus valiosos amigos internos. Y así, juntos vivieron muchas aventuras más protegiendo el bienestar del pequeño gran mundo que habitaban dentro de él.

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