La bella magia de Lucinda



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una bruja llamada Lucinda. Lucinda era conocida por sus poderes mágicos y su habilidad para ayudar a las personas en apuros.

Sin embargo, había algo que la hacía diferente de las demás brujas: era fea. Lucinda tenía el pelo desaliñado y lleno de nudos, una nariz grande y torcida, y unos dientes chuecos que sobresalían al sonreír.

Aunque su aspecto no era agradable a la vista, su corazón siempre estaba lleno de bondad. Un día, mientras caminaba por el bosque en busca de hierbas mágicas, Lucinda se encontró con un grupo de niños jugando cerca del río.

Al verla, los niños comenzaron a reírse y burlarse de su apariencia. "¡Miren! ¡Es la bruja fea!", gritó uno de los niños. Lucinda sintió como si le rompieran el corazón en mil pedazos. Corrió hacia su casa llorando amargamente.

Se sentía triste y sola porque nadie parecía valorarla por quién era realmente. En ese momento, un hada llamada Camila apareció frente a ella. Tenía cabello largo y brillante como el sol y unas alas coloridas que parecían hechas de purpurina.

"Hola Lucinda", dijo Camila con ternura. "He oído lo que te ha pasado. Quiero ayudarte". Lucinda miró al hada con los ojos llenos de lágrimas. "¿Cómo puedes ayudarme? Soy fea y nadie me quiere".

Camila sonrió dulcemente y dijo: "La belleza no se encuentra solo en el exterior, sino en el interior. Tú tienes un corazón bondadoso y eso es lo que realmente importa". Lucinda miró a Camila con curiosidad.

"Pero, ¿cómo puedo hacer que los demás vean más allá de mi apariencia?"Camila le entregó a Lucinda una pequeña poción mágica. "Esta poción te dará la oportunidad de mostrarle al mundo tu verdadera belleza interior. Pero recuerda, solo funcionará si tú misma crees en tu propia valía".

Lucinda asintió con determinación y bebió la poción. Al instante, sintió una extraña sensación recorrer su cuerpo. Al día siguiente, Lucinda decidió visitar nuevamente al grupo de niños del pueblo. Esta vez, se acercó a ellos sin titubear.

"Hola chicos", les dijo amablemente. "Soy Lucinda, la bruja maravillosa". Los niños miraron sorprendidos a Lucinda. No podían creer que la fea bruja se atreviera a acercarse a ellos.

Uno de los niños preguntó con curiosidad: "¿Por qué eres tan amable si todos te llaman "la bruja fea"?""Porque sé que la verdadera belleza está en el corazón", respondió Lucinda con seguridad. "Y quiero demostrarles que soy mucho más que mi apariencia".

Los niños se quedaron perplejos ante las palabras de Lucinda. Poco a poco empezaron a darse cuenta de lo equivocados que habían estado al juzgarla por su aspecto físico. Con el tiempo, Lucinda se convirtió en una figura querida y respetada en Villa Esperanza.

Su bondad y su magia ayudaron a muchos habitantes del pueblo a superar sus problemas. Lucinda aprendió que la verdadera belleza reside en el amor, la amabilidad y la aceptación de uno mismo.

Descubrió que no importa cómo te veas por fuera, sino cómo eres por dentro. Y así fue como la bruja maravillosa demostró al mundo que con un corazón lleno de bondad, cualquier persona puede ser hermosa, sin importar su apariencia física.

FIN.

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