La belleza de Clara


Había una vez en los hermosos y coloridos Andes, un hombre llamado Tito. Tito era muy feo según decían las personas del pueblo, con su nariz grande y torcida, sus ojos chiquitos y su barba desaliñada.

A pesar de ser amable y trabajador, la gente se burlaba de él por su apariencia. Un día, Tito conoció a Rosa, una mujer muy bonita pero superficial que solo se fijaba en el aspecto físico de las personas.

A pesar de que Tito le demostraba su amor y dedicación, Rosa lo rechazaba constantemente por considerarlo feo. "¡Tito, eres tan feo! No puedo estar contigo", decía Rosa con desdén.

Herido en lo más profundo de su corazón, Tito decidió alejarse de Rosa y buscar un nuevo comienzo en otro lugar. Caminó por días hasta llegar a un pequeño pueblo donde conoció a Clara, una mujer dulce y bondadosa que no juzgaba a las personas por su apariencia.

"Hola, soy Tito", dijo tímidamente el hombre andino. Clara miró más allá de la apariencia física de Tito y vio la belleza interior que tanto brillaba en él. Con el tiempo, comenzaron a pasar tiempo juntos compartiendo risas, sueños e ilusiones.

Una tarde soleada mientras paseaban por los campos verdes, Clara le dijo a Tito:"Tito, para mí eres la persona más hermosa del mundo porque tu corazón es puro y generoso".

Las palabras sinceras de Clara llenaron el corazón de Tito de felicidad y gratitud. Finalmente había encontrado a alguien que lo valoraba tal como era sin importarle su aspecto físico. Con el paso del tiempo, Tito y Clara construyeron juntos una vida llena de amor y comprensión.

Se convirtieron en ejemplo para todos en el pueblo sobre cómo la verdadera belleza está en el interior de cada persona.

Y así fue como Tito comprendió que no importa cómo luzcas por fuera; lo que realmente importa es cómo eres por dentro. Y gracias al amor sincero de Clara aprendió que siempre hay alguien especial ahí afuera esperando amarte tal como eres: un ser único e irrepetible lleno de bondad y amor.

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