La Belleza de Ser Auténtica



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Alejandra. Alejandra era una niña muy coqueta a la que le encantaba maquillarse y estar siempre pendiente de todos los niños que estaban a su alrededor.

Un día, mientras Alejandra se maquillaba frente al espejo, su amiga Sofía se acercó y le preguntó: "Alejandra, ¿por qué siempre te preocupas tanto por los demás niños? ¿No tienes tiempo para jugar o divertirte?"Alejandra miró a Sofía con sorpresa y respondió: "Es que me gusta mucho ayudar y estar pendiente de todos.

Además, cuando sea grande quiero ser maquilladora profesional". Sofía sonrió y dijo: "Eso está genial, pero también debes recordar que es importante disfrutar tu propia infancia.

No todo en la vida es buscar novios o preocuparse por el aspecto físico". Alejandra quedó pensativa ante las palabras de su amiga. Aunque le gustaba arreglarse y sentirse bonita, nunca antes había reflexionado sobre si eso era lo único importante en su vida.

Decidida a descubrir más sobre sí misma, Alejandra decidió hacer un experimento. Durante una semana entera, dejaría de preocuparse tanto por el maquillaje y se enfocaría en otras actividades. El primer día sin maquillaje fue extraño para Alejandra.

Se sentía desnuda sin sus pinturas faciales, pero también notó algo diferente: tenía más tiempo libre para jugar con sus amigos. Durante esa semana, Alejandra descubrió nuevas habilidades como dibujar y tocar la guitarra.

También se dio cuenta de que podía ayudar a los demás sin necesidad de estar pendiente de su apariencia. Un día, mientras Alejandra ayudaba a un niño a arreglar su bicicleta, un chico llamado Martín se acercó y le preguntó: "¿Por qué nunca te maquillas como antes? Te veías más bonita".

Alejandra sonrió y respondió: "Me di cuenta de que la verdadera belleza no está en el maquillaje, sino en las acciones y en cómo tratamos a los demás.

Ahora me enfoco en ser una buena amiga y ayudar a los demás". Martín quedó sorprendido por la respuesta de Alejandra y comenzaron a conversar. Descubrieron que tenían muchas cosas en común y compartieron risas y juegos durante toda la tarde.

A medida que pasaban los días, Alejandra aprendió que buscar novios o preocuparse excesivamente por el aspecto físico no era lo más importante en la vida. Lo verdaderamente valioso era ser auténtica consigo misma, disfrutar cada momento y valorar las amistades sinceras.

Desde aquel día, Alejandra siguió disfrutando del maquillaje pero también aprendió a equilibrar su tiempo para jugar, aprender nuevas habilidades y sobre todo, valorarse tal como era.

Y así fue como Alejandra dejó una enseñanza muy importante para todos los niños: la verdadera belleza radica en nuestras acciones y en cómo tratamos a los demás. No necesitamos buscar novios ni preocuparnos obsesivamente por nuestra apariencia para ser felices; lo único necesario es ser auténticos con nosotros mismos y disfrutar de cada momento de nuestra infancia.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero la lección en nuestros corazones ha quedado grabada para siempre.

FIN.

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