La Belleza del Agua Limpia
Había una vez, en un océano azul y brillante, una pequeña gota llamada Gotita. Ella vivía felizmente entre sus familiares: Gota Grande, la sabia madre, Gota Pequeña, su juguetona hermana, y Gota Abuela, que contaba historias de los tiempos en que el agua era pura.
Un día, mientras jugaban entre corales y peces de colores, una nube oscura de contaminación cubrió la superficie del mar. Gotita sintió miedo y, en un instante, se perdió de vista. La contaminación se llevó a sus seres queridos. Gotita gritó con todas sus fuerzas:
"¡Mamá! ¡Hermana! ¡Abuela! ¿Dónde están? !"
Pero la corriente la arrastró lejos, y solo escuchó un eco lejano.
Sola y triste, Gotita nadó entre desechos y plásticos. Observaba cómo los peces se alejaban y los corales se marchitaban.
"¿Por qué el agua está tan sucia?" - se preguntaba. "Esto no es justo, quiero volver a ver a mi familia."
Entonces, un pez triste se acercó a ella. "Hola, pequeña gota. Me llamo Pez Llorón. He perdido a mis amigos por culpa de esta contaminación."
"Yo también he perdido a los míos. Necesitamos hacer algo para limpiar nuestro hogar." - dijo Gotita, con determinación.
Gotita y Pez Llorón decidieron buscar ayuda. Juntos, nadaron hacia la superficie y encontraron un grupo de niños que jugaban en la playa. Vieron la tristeza en sus ojos al ver el océano sucio.
"¡Hola!" - gritó Gotita, haciendo burbujas para llamar la atención. "¡Necesitamos su ayuda!"
Los niños se acercaron, intrigados.
Una niña llamada Lucía dijo: "¿Cómo podemos ayudar, pequeña gota?"
"Si limpiamos el mar, todos podremos volver a estar juntos. ¡Los peces, las algas y las gotas de agua!"
Los niños comenzaron a recoger la basura en la playa, llenando bolsas con botellas plásticas, latas y papeles. Gotita los animaba con pequeñas burbujas de alegría.
"¡Sigan así! ¡Están haciendo un gran trabajo!"
Los niños sintieron que su esfuerzo valía la pena.
Con cada bolsa llena, el mar comenzó a brillar un poco más. Los peces empezaron a regresar, y las algas verdes volvían a florecer. Gotita y Pez Llorón estaban emocionados y decidieron hacer una fiesta cuando todo estuviera limpio.
Después de mucho esfuerzo, el océano fue restaurado. Los niños se sentaron en la orilla, cansados pero felices. De repente, una brisa suave llegó y, ¡Oh sorpresa! , Gotita sintió un cosquilleo familiar en su corazón.
"¡Mamá! ¡Hermana! ¡Abuela!" - gritó, emocionada.
Las gotas de agua, junto con Gota Grande, Gota Pequeña y Gota Abuela, regresaron, brillando con luz y alegría.
"¡Gotita!" - exclamó su madre, abrazándola con ramas de algas. "¡Teníamos miedo de no volver a verte!"
"¡Los encontré! ¡A todos!" - respondió Gotita, brillando de felicidad.
Los niños también celebraron, notando cómo el océano recuperaba su belleza. Lucía dijo: "Nunca más dejaremos que el océano se contamine. Haremos limpieza cada semana!"
Y así ocurrió. Gotita, Pez Llorón y los niños se convirtieron en los guardianes del mar. Cada semana, organizaban limpiezas y educaban a otros sobre lo importante que era cuidar el agua.
La historia de Gotita se volvió famosa, y todos los que escucharon sobre ella aprendieron a valorar la limpieza del océano.
Y así, el océano brilló como nunca antes, lleno de gotas, peces y alegría, y Gotita nunca volvió a sentirse sola. Siempre había alguien que cuidaba de ella y de su hogar.
Desde entonces, Gotita y su familia viven felices en un mar limpio y hermoso, recordándole a todos que juntos pueden lograr grandes cambios.
FIN.