La belleza del corazón


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Elsa. Era una niña muy hermosa, con cabellos dorados como el sol y ojos azules como el cielo. Elsa era muy inteligente y le encantaba estudiar.

Sin embargo, había algo que a Elsa le causaba mucho temor: la suciedad. No soportaba ver cosas desordenadas o mal cuidadas. Siempre llevaba consigo su pañuelo perfumado para taparse la nariz ante cualquier olor desagradable.

Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Elsa vio a una niña llamada María. María era hija de los empleados de la familia de Elsa y vivía en condiciones muy humildes.

Su ropa estaba vieja y rota, y sus manos estaban llenas de tierra debido al trabajo duro que hacía junto a sus padres. Elsa se acercó a María con curiosidad pero también con cierto temor por la apariencia descuidada de la niña.

Sin embargo, cuando comenzaron a hablar, Elsa se dio cuenta de lo dulce y amable que era María. "¡Hola! ¿Cómo te llamas?"- preguntó Elsa tímidamente. "Me llamo María"- respondió la niña pobre con timidez.

Elsa notó las manos sucias de María y sintió un escalofrío recorrer su espalda. Pero decidió dejar atrás sus miedos e invitó a María a jugar juntas en el parque. A medida que pasaban los días, Elsa y María se volvieron grandes amigas.

A pesar de las diferencias entre ellas, compartían muchas cosas en común, como la pasión por aprender y descubrir cosas nuevas. Un día, mientras paseaban por el pueblo, Elsa notó que María miraba con tristeza los juguetes en una tienda.

Elsa supo de inmediato lo que estaba pensando y decidió hacer algo al respecto. "María, ¿te gustaría tener uno de esos juguetes?"- preguntó Elsa con una sonrisa. "¡Oh, sí! Pero sé que no puedo permitírmelo"- respondió María apenada.

Elsa se acercó a la dueña de la tienda y le explicó su deseo de comprarle un juguete a su amiga. La dueña quedó impresionada por la generosidad de Elsa y decidió ayudarla dándole un descuento especial.

Cuando Elsa le entregó el regalo a María, sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad. A partir de ese momento, las dos niñas compartieron momentos maravillosos juntas: estudiaban juntas, exploraban la naturaleza del pueblo e incluso ayudaban a las personas necesitadas.

Poco a poco, Elsa fue superando su miedo a la suciedad gracias a su amistad con María. Comprendió que lo más importante era el corazón bondadoso y generoso que tenía su amiga.

Aprendió también que las apariencias no importan tanto como el amor y la comprensión entre las personas. Con el tiempo, Elsa convenció a sus padres para ayudar económicamente a la familia de María y así mejorar sus condiciones de vida.

Juntos construyeron una casa nueva para ellos y les brindaron oportunidades para salir adelante. La historia de amistad entre Elsa y María se convirtió en un ejemplo para todos en el pueblo.

Las personas aprendieron a valorar lo que realmente importa en la vida: la amistad, la generosidad y el amor hacia los demás. Y así, Elsa y María vivieron felices para siempre, recordando siempre que las diferencias no importan cuando hay un corazón lleno de bondad y compasión. Fin.

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