La belleza del corazón



Había una vez, en el hermoso pueblo de Huanta, una niña llamada Martina. Martina era conocida por todos como "La bellaza de Huanta" debido a su gran belleza y dulzura.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al pueblo, Martina encontró un pequeño conejito herido. Sin dudarlo, lo tomó entre sus brazos y decidió llevarlo a su casa para cuidarlo. Al llegar a casa, Martina buscó vendas y medicinas para curar las heridas del conejito.

Lo limpió con mucho cuidado y le dio agua y comida. Le puso el nombre de Copito y se convirtió en su mejor amigo. Martina pasaba horas jugando con Copito.

Juntos exploraban los rincones del bosque, saltaban sobre las rocas del río e incluso construyeron una casita para Copito en el jardín de la casa. Una tarde soleada, mientras jugaban cerca del río, Martina escuchó un llanto desesperado proveniente del agua.

Se acercaron rápidamente y vieron que era un patito atrapado entre unas ramas. Martina no dudó ni un segundo en ayudar al patito. Con mucho cuidado liberaron al patito y lo llevaron a la orilla.

El patito estaba asustado pero pronto se dio cuenta de que estaba a salvo gracias a Martina y Copito. El patito les contó que se había perdido de su familia durante la migración hacia climas más cálidos.

No sabía cómo regresar a ellos ni cómo sobrevivir solo en ese lugar desconocido. Martina decidió ayudar al patito a encontrar a su familia. Juntos emprendieron un largo viaje por el río, preguntando a cada animal que encontraban si habían visto una bandada de patos.

Después de días de búsqueda, finalmente encontraron la bandada y al reencontrarse con su familia, el patito no pudo contener las lágrimas de alegría. Agradecido, le dio un abrazo a Martina y a Copito antes de partir con los demás patitos.

Martina regresó a casa con una sonrisa en su rostro. Había ayudado a dos seres indefensos y había demostrado que la belleza no solo se encuentra en el exterior, sino también en el corazón.

Desde ese día, Martina se convirtió en una verdadera heroína para todos en Huanta. Su amor por los animales y su bondad eran admirados por todos.

La bellaza de Huanta enseñó al pueblo que siempre es importante ayudar a quienes más lo necesitan sin importar cómo sean por fuera. Y así, Martina siguió viviendo aventuras junto a Copito y continuó mostrando al mundo la belleza interior que todos llevamos dentro.

FIN.

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