La belleza del corazón de Hidra



Había una vez en una aldea rodeada de imponentes montañas nevadas, vivía Hidra, una dragona diferente a todas las demás.

Con dos enormes cuernos y un colorido que recordaba al fuego y la tierra, se movía ágilmente entre las rocas gigantes en busca de su comida diaria. A pesar de su aspecto intimidante, Hidra era amable y curiosa. Le encantaba observar a los habitantes de la aldea desde lejos, pero nunca se acercaba lo suficiente para asustarlos.

Sin embargo, la gente del lugar temía a Hidra por su apariencia feroz y evitaban cruzarse en su camino. Un día, mientras exploraba una cueva cercana en busca de alguna presa sabrosa, escuchó unos gritos desesperados.

Intrigada, se acercó sigilosamente y descubrió a un pequeño zorro atrapado entre unas rocas. El animalito temblaba de miedo y parecía imposible liberarlo sin dañarlo.

Sin dudarlo un segundo, Hidra extendió su larga lengua como una serpiente de cascabel y con cuidado logró sacar al zorrito de su angustiosa situación. El pequeño animal la miró con gratitud en sus ojitos brillantes y le dijo: "-¡Gracias por salvarme! Eres muy valiente y fuerte.

"Hidra sonrió con ternura ante el gesto del zorro y respondió: "-No hay de qué, todos merecen una oportunidad para ser libres.

" Desde ese momento, el zorrito se convirtió en el amigo más fiel de Hidra y juntos compartieron aventuras inolvidables explorando los secretos escondidos entre las montañas nevadas. Poco a poco, la actitud de la gente hacia Hidra comenzó a cambiar. Al verla interactuar bondadosamente con el pequeño zorro, comprendieron que no debían juzgarla por su apariencia sino por sus acciones.

Pronto, los habitantes de la aldea empezaron a acercarse a ella con regalos y muestras de cariño.

Un día, cuando todo parecía ir viento en popa para Hidra, un problema inesperado surgió en la aldea: un deslizamiento bloqueó el único camino que conectaba el pueblo con el mundo exterior. Los alimentos escaseaban rápidamente y nadie sabía cómo solucionar aquella situación tan delicada. Ante esta emergencia, Hidra decidió tomar cartas en el asunto.

Con sus poderosas garras excavó túneles subterráneos para abrir paso a los suministros que tanto necesitaban los habitantes del pueblo. Su fuerza combinada con ingenio logró salvar a todos del hambre y el frío.

La heroicidad de Hidra no pasó desapercibida; finalmente fue reconocida como una verdadera protectora del pueblo gracias a sus actos solidarios e altruistas. La dragona aprendió que incluso aquellos que lucen diferentes pueden encontrar amor y aceptación si muestran bondad hacia los demás.

Y así fue como Hidra demostró que no importa cuán grande o fiero seas por fuera; lo realmente importante es tener un corazón noble lleno de amor para ayudar a quienes más lo necesitan.

FIN.

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