La belleza interior de Amelia


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Amelia. Era una niña muy inteligente y amable, pero desafortunadamente, a menudo se le burlaban por su apariencia física.

Amelia tenía el pelo rizado y desordenado, con pecas en su rostro y anteojos grandes que hacían que sus ojos parecieran aún más grandes. Los niños del pueblo no dejaban pasar la oportunidad de hacerle bromas y reírse de ella.

Un día, mientras Amelia caminaba triste por el parque, se encontró con un viejo árbol sabio. El árbol le habló con voz suave y le dijo: "Amelia, no permitas que las palabras crueles de los demás te lastimen. Eres hermosa tal como eres".

Amelia se sorprendió al escuchar al árbol hablar, pero también sintió una calidez reconfortante en sus palabras. Decidió escuchar lo que el árbol tenía que decirle. El árbol continuó: "La belleza verdadera viene desde adentro.

No importa cómo te veas por fuera, lo importante es cómo te sientes contigo misma y cómo tratas a los demás". Amelia asintió con la cabeza y decidió seguir el consejo del sabio árbol.

A partir de ese día, decidió ignorar las burlas y concentrarse en mostrar amabilidad hacia los demás. Un día mientras jugaba en el parque con otros niños del pueblo, Amelia vio a un niño llamado Juanito sentado solo en un banco llorando.

Se acercó lentamente hacia él y preguntó: "¿Qué te pasa, Juanito?"Juanito le contó que se había perdido y no sabía cómo volver a su casa. Amelia, con su corazón lleno de bondad, decidió ayudarlo.

Juntos caminaron por el pueblo hasta que finalmente encontraron la casa de Juanito. La madre de Juanito estaba muy agradecida con Amelia por haber ayudado a su hijo. Le dijo: "Amelia, eres una niña maravillosa. Tu amabilidad y generosidad son más importantes que cualquier apariencia física".

Las palabras de la madre de Juanito hicieron que Amelia se sintiera aún más confiada y feliz consigo misma. A partir de ese día, los niños del pueblo empezaron a verla con nuevos ojos y dejaron de burlarse de ella.

Amelia descubrió que la belleza no tenía nada que ver con cómo te ves por fuera, sino con cómo tratas a los demás y cómo te sientes contigo mismo.

Ella siguió siendo amable y generosa con todos, sin importar su apariencia. Con el tiempo, los demás niños comenzaron a admirarla por su valentía y amabilidad. Amelia se convirtió en una inspiración para todos en el pueblo.

Y así, Amelia aprendió una valiosa lección: siempre debemos ser amables y respetuosos hacia los demás, porque eso es lo que realmente importa en la vida. Desde aquel día en adelante, nunca más hubo burlas hacia Amelia. Todos entendieron que era mucho más hermosa por dentro que cualquier cosa superficial pudiera mostrar.

Y así vivió felizmente Amelia en su pequeño pueblo argentino donde todos aprendieron a valorar las verdaderas cualidades humanas por encima de cualquier apariencia física.

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