La belleza interior de Tristón y Lucinda
Había una vez, en un lejano bosque encantado, un duende llamado Tristón. Tristón era diferente a los demás duendes, ya que tenía una apariencia un tanto peculiar.
Su nariz era muy grande y torcida, sus orejas eran desproporcionadamente largas y su cabello parecía un nido de pájaros revoltosos. Por eso, todos los demás duendes se burlaban de él y lo llamaban "el duende feo".
A pesar de ser objeto de risas y burlas, Tristón tenía un gran corazón y siempre soñaba con hacer algo importante en su vida. Un día, mientras caminaba por el bosque triste y solitario, encontró a la princesa del reino de los duendes leyendo un libro debajo de un árbol.
La princesa se llamaba Lucinda y era conocida por su belleza y sabiduría. Al ver a Tristón acercarse tímidamente, decidió darle una oportunidad. "Hola, ¿quién eres?", preguntó curiosa la princesa. "Soy Tristón", respondió el duende bajando la mirada.
Lucinda sonrió amablemente antes de decir: "Tristón, me parece que tienes mucho potencial dentro tuyo. ¿Te gustaría ayudarme a escribir mi próximo libro para niños?"El corazón de Tristón latió con fuerza ante esa inesperada propuesta.
Aunque no se sentía digno ni capaz debido a las burlas que había recibido toda su vida, decidió aceptar el desafío. Durante semanas enteras, Tristón e Lucinda trabajaron juntos en la historia del libro.
Tristón aportaba ideas únicas y originales, mientras que Lucinda pulía y mejoraba cada una de ellas. Poco a poco, el duende feo empezó a ganar confianza en sí mismo.
Un día, cuando ya habían terminado de escribir el libro, decidieron presentarlo en la escuela de los duendes para que todos pudieran disfrutarlo. La sala estaba llena de risas y murmullos cuando Tristón y Lucinda subieron al escenario. "¡Hola a todos! Les presentamos nuestro nuevo libro: "El tesoro escondido"", anunció Lucinda con entusiasmo.
Los duendes se quedaron sorprendidos al ver a Tristón junto a la hermosa princesa, pero decidieron darle una oportunidad. Mientras Lucinda leía el cuento en voz alta, los ojos de los duendes se iluminaban con cada palabra mágica que salía de su boca.
La historia trataba sobre un duende valiente y diferente llamado Tomás, quien emprendía un viaje lleno de aventuras en busca de un tesoro perdido.
A medida que avanzaba la lectura, los duendes se daban cuenta de que Tomás era muy parecido a Tristón: alguien capaz e inteligente más allá de las apariencias físicas. Al finalizar el cuento, los aplausos retumbaron por toda la sala.
Los duendes no podían creer lo inspiradora y educativa que había sido esa historia escrita por el "duende feo". A partir de ese día, Tristón dejó atrás su apodo despectivo y se convirtió en un ejemplo de valentía y superación para todos los duendes del bosque.
La princesa Lucinda se convirtió en su mejor amiga y juntos siguieron escribiendo libros que enseñaban a los niños importantes lecciones de vida.
Y así, el duende feo demostró a todos que la verdadera belleza radica en el interior y que cada uno tiene algo especial para ofrecer al mundo.
FIN.