La Belleza que Importa



Había una vez, en un pequeño pueblo alejado del mundo, una familia muy peculiar. Eran ogros, criaturas grandes y fuertes, pero de buen corazón.

A pesar de su amabilidad, la gente del pueblo los rechazaba por su aspecto diferente. Papá Ogro se llamaba Gregorio y era un ogro muy trabajador. Mamá Ogresa se llamaba Matilde y era una ogresa amorosa y cariñosa.

Juntos tenían a su pequeña hija ogretita llamada Lola, quien tenía una sonrisa radiante que iluminaba cualquier lugar. Aunque vivían en constante discriminación por parte de la gente del pueblo, ellos nunca dejaron que eso afectara su espíritu.

Siempre trataban de hacer el bien a pesar de las miradas despectivas y los comentarios hirientes. Un día, mientras paseaban por el bosque cercano al pueblo, escucharon unos llantos provenientes de un arbusto. Al acercarse descubrieron a un cachorro abandonado. Lola lo tomó entre sus brazos y dijo: "¡Papá! ¡Mamá! Tenemos que ayudarlo".

Decidieron llevarlo a casa y cuidarlo como uno más de la familia. Le pusieron por nombre Rocky. El cachorro creció sano y feliz gracias al amor incondicional que recibió de los ogros.

Con el tiempo, Rocky se convirtió en un perro gigante pero sumamente noble y leal. Era tan grande como Papá Ogro pero tenía el corazón más tierno que pudiera existir.

Una tarde soleada, mientras caminaban juntos por el centro del pueblo para comprar provisiones, ocurrió algo inesperado. Un niño pequeño llamado Tomás tropezó y cayó al suelo, lastimándose una rodilla. La gente del pueblo se acercó rápidamente a ayudar a Tomás, pero nadie pudo levantarlo debido a su peso.

Entonces, Rocky corrió hasta él y con mucho cuidado lo levantó en sus fuertes patas. Todos quedaron asombrados por la ternura y el cariño que el perro mostraba hacia el niño.

A partir de ese día, las cosas empezaron a cambiar en el pueblo. La gente comenzó a darse cuenta de que los ogros no eran monstruos malvados, sino seres bondadosos que merecían respeto y amor como cualquier otro habitante del lugar.

Poco a poco, los ogros dejaron de ser discriminados y fueron aceptados por todos. Incluso algunas personas se acercaban para pedirles consejos o ayuda en momentos difíciles. Lola, Gregorio, Matilde y Rocky demostraron con su actitud valiente y generosa que la apariencia física no define quiénes somos realmente.

Enseñaron al pueblo la importancia de tratar a los demás con amabilidad y respeto sin importar cómo luzcan por fuera. Y así fue como una pequeña familia de ogros logró cambiar la mentalidad de un pueblo entero.

Aprendieron que siempre hay esperanza cuando se lucha contra los prejuicios y se muestra lo mejor de uno mismo. Desde aquel día, todos vivieron juntos en armonía y felicidad.

Y cada vez que alguien visitaba el pueblo, escuchaba hablar sobre la increíble historia de una familia especial: los ogros amables que enseñaron al mundo el verdadero significado de la belleza interior.

FIN.

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