La Belleza que Llevas Dentro


Había una vez una niña llamada Jimena, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Jimena era una niña inteligente, amable y divertida, pero tenía un problema: se sentía fea cuando se veía al espejo.

Todos los días, Jimena se paraba frente al espejo y comenzaba a decirse cosas malas a sí misma. Se decía que tenía el pelo feo, la nariz grande y los ojos aburridos.

No importaba cuántas veces sus amigos y familiares le dijeran lo hermosa que era, ella no podía creerlo. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, Jimena encontró una piedra mágica brillante. La piedra emitía una luz cálida y parecía tener algo especial en ella.

Curiosa como era, Jimena decidió llevarla consigo. Esa noche, antes de acostarse, Jimena tomó la piedra en sus manos y cerró los ojos con fuerza. "Quiero ser hermosa", murmuró en voz baja.

De repente, la habitación se llenó de luz y cuando Jimena abrió los ojos se sorprendió al ver que estaba dentro del espejo del baño.

Pero había algo diferente: ¡ella no se veía fea! Su cabello era radiante como el sol brillante de verano, su nariz parecía perfectamente proporcionada y sus ojos eran tan chispeantes como las estrellas en el cielo nocturno. Jimena estaba emocionada por su nueva apariencia y comenzó a reírse de alegría.

Pero entonces escuchó una voz suave que venía de detrás de ella. "-Jimena, no es tu apariencia lo que te hace hermosa, sino la forma en que te ves a ti misma", dijo una pequeña hada.

"-La belleza verdadera viene del corazón y se refleja en tus acciones y palabras". Jimena miró al hada con asombro y comenzó a entender lo que estaba diciendo. Se dio cuenta de que había estado siendo demasiado dura consigo misma y que necesitaba cambiar su forma de pensar.

Desde ese día, Jimena decidió dejar de decirse cosas malas frente al espejo. En lugar de eso, se repetía palabras positivas y llenas de amor.

Comenzó a valorar sus talentos, su bondad hacia los demás y su capacidad para hacer reír a las personas. A medida que Jimena cambiaba su forma de ver las cosas, también notó un cambio en cómo la veían los demás.

Sus amigos comenzaron a admirarla por su confianza y alegría, mientras que su familia la elogiaba por ser amable y generosa. Jimena aprendió una valiosa lección: no importa cómo te veas físicamente, lo más importante es cómo te sientes contigo mismo por dentro.

La verdadera belleza radica en aceptarte tal como eres y amarte incondicionalmente. Y así, Jimena vivió felizmente rodeada del amor propio que cultivó en su corazón cada día. Nunca más volvió a sentirse fea frente al espejo porque sabía que era única e irrepetible. Fin

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