La Belleza y la Bestia del Bosque Encantado



En un pequeño pueblo, vivía una mujer llamada Bella, conocida por su gran belleza y su amable corazón. Sin embargo, su esposo, llamado Bestia, había perdido la tranquilidad de su corazón y se había vuelto un ser de mal humor. A pesar de su apariencia temible, en el fondo, Bestia siempre había amado a Bella, pero la vida en el bosque había sido dura para él. Las cosas empezaron a cambiar cuando su tristeza y furia, que antes mantenía bajo control, comenzaron a acumularse como nubes oscuras.

Cierta tarde, Bestia, frustrado por una pequeña discusión, le gritó a Bella con toda su rabia.

"¡Ya no te quiero! ¡Eres una carga para mí!"

Bella, dolida por las palabras de su esposo, se sintió atrapada.

"Pero, querido, todo lo que hago es por amor a ti. Solo quiero que seamos felices juntos."

Sin embargo, Bestia no podía escucharla. Su corazón estaba nublado por la ira, y empezó a actuar de forma muy destructiva. Cada vez que se sentía mal o frustrado, el pobre Bestia la lastimaba con sus palabras y acciones.

Los animales del bosque, testigos de esta situación, empezaron a preocuparse por la felicidad de Bella. Un día, un pequeño zorro llamado Rufus decidió actuar.

"Bella, no puedes seguir así. Mereces ser feliz y estar a salvo. ¿Por qué no piensas en irte a un lugar donde seas valorada?"

Bella miró al zorrillo y le respondió con tristeza:

"Pero lo amo, Rufus. A veces la gente cambia y se siente perdida. Quiero ayudarlo a encontrar su camino nuevamente."

Con el paso de los días, Bestia se volvió cada vez más solitario y triste. Sin querer, había alejado a Bella de su lado. Una mañana, al despertar, Bestia se dio cuenta de que había perdido a la mujer que había amado. Se sintió más sola que nunca.

Un día, Bella decidió que ya no podía seguir así. Era hora de buscar su felicidad. Luego de despedirse de Rufus, emprendió un camino hacia el bosque mágico, donde se decía que aquellos que buscan amor propio hallarían paz.

Mientras tanto, Bestia, al ver que Bella se había ido, se sintió culpable. En su soledad, se sentó en un tronco, y recordó los bellos momentos que habían compartido. Su corazón comenzó a ablandarse.

"¿Qué he hecho? Ella solo quería ser feliz. Es culpa mía que se haya marchado…"

Y así, un día siguió el rastro de Bella hacia el bosque encantado, convencido de que debía encontrarla y pedirle perdón.

Cuando Bestia llegó al claro donde se encontraba Bella, se encontró con una escena inesperada: Bella estaba rodeada de criaturas del bosque, riendo y disfrutando en un ambiente lleno de amor y camaradería.

Al verla feliz, Bestia sintió una punzada en su corazón, y decidió hablar.

"Bella, perdóname. He sido un necio, y me doy cuenta de mis errores. Te he hecho daño, y no supe apreciar tu amor. Pero he cambiado, he dejado atrás mi bestialidad. Quiero ser mejor para vos."

Bella lo miró con una mezcla de sorpresa y esperanza.

"¿De verdad lo dices, Bestia?"

Bestia asintió con fuerza.

"Soy consciente de que el cambio toma tiempo, pero quiero intentarlo. Por favor, dame una oportunidad."

Bella sonrió, y en su corazón sintió que había una chispa de amor renovado. Entonces le dijo:

"Está bien, pero tengamos claras las cosas. El amor se construye y respeta. Ambos tenemos que cambiar para que esto funcione. Prometamos ser mejores cada día, juntos."

Y así, ambos empezaron un camino de redención. Bella volvió al pueblo, y Bestia se convirtió en un aliado tratando de ayudar a todos como nunca antes. Juntos, lograron crear un entorno lleno de amor y respeto. Y nunca olvidaron que el camino hacia la verdadera felicidad siempre comienza por uno mismo.

Desde entonces, el bosque encantado se llenó de risas y colores, y nadie volvió a ver a Bestia como alguien temido. Él se había transformado en un gran protector, no solo de Bella, sino de todo el bosque. Y así, todos aprendieron que la belleza exterior puede desvanecerse, pero la verdadera belleza se encuentra en el amor y el respeto que estamos dispuestos a dar y recibir.

FIN.

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