La Bellota de la Amistad
Había una vez, en un frondoso bosque, tres grandes amigos: una ardilla llamada Lila, un conejo llamado Bruno y un búho llamado Tito. Juntos, exploraban todos los rincones del bosque y vivían aventuras inolvidables. Pero un día, mientras saltaba entre las ramas, Lila encontró una bellota brillante como el sol.
- ¡Miren lo que encontré! - gritó Lila, balanceándose emocionada entre las ramas.
- ¿Qué tenés ahí, Lila? - preguntó Bruno, acercándose con curiosidad.
- ¡Una bellota! - respondió la ardilla, sosteniéndola en sus patas. - Creo que esta bellota puede convertirse en un símbolo de nuestra amistad.
Tito, que estaba posado en una rama, asintió con su cabeza sabia.
- Es una gran idea, Lila. La amistad es lo más valioso que tenemos.
Los tres amigos decidieron hacer un pacto: cada vez que miraran la bellota, recordarían lo importante que era su amistad y lo divertido que era estar juntos. Así, la guardaron en un pequeño nido que Lila había hecho en un arbusto.
Pasaron los días, y una mañana, en medio de una divertida charla en su lugar habitual, algo inesperado sucedió. Un fuerte viento sopló y, mientras reían, la bellota salió volando de su escondite.
- ¡No! - gritó Lila, mientras la bellota daba vueltas en el aire.
- ¡Atrápala! - exclamó Bruno, saltando para intentar alcanzarla, pero el viento la llevaba más lejos.
- ¡Yo voy a ayudar! - dijo Tito, y voló en su dirección.
Después de una larga persecución, lograron atrapar la bellota, pero no sin esfuerzo. Estaban exhaustos, pero felices de estar juntos.
- Esto me hace pensar - dijo Bruno, cansado pero aliviado - que deberíamos cuidar más de nuestra amistad y no dejar que nada nos separe.
- Así es - respondió Lila, acariciando la bellota con ternura. - Como esta bellota resistentes, debemos ser nosotros.
Justo en ese momento, un grupo de animales del bosque, como los ciervos, las aves y las ardillas, se acercó a ver qué sucedía.
- ¿Por qué tanto alboroto? - preguntó una cierva curiosa.
Lila, emocionada, les habló de la bellota y lo que significaba para ellos. Todos se sintieron inspirados por la historia de la ardilla, el conejo y el búho.
- Tal vez deberíamos tener un símbolo de amistad también - sugirió un pequeño pájaro.
- ¡Sí! - exclamó Bruno. - ¿Qué tal si cada uno trae algo especial de sus hogares y lo compartimos?
Así fue como, poco a poco, todos comenzaron a traer cosas que significaban amistad para ellos: plumas, ramas, piedras de colores y hasta flores.
Tito miró a su alrededor y dijo:
- Esto es increíble. Ahora tenemos un gran árbol de la amistad, donde todos podemos recordar lo que significa tener amigos.
Cada semana, los amigos del bosque y los tres protagonistas se reunían en torno al árbol y compartían historias, risas y la alegría de tenerse unos a otros.
Un día, mientras estaban reunidos, Lila notó que la bellota empezaba a germinar.
- ¡Miren! - gritó con entusiasmo. - Nuestra bellota se va a convertir en un árbol.
- Es un símbolo de nuestro lazo, - dijo Tito. - Como la amistad, que crece y se fortalece con el tiempo.
Todos aplaudieron y celebraron el milagro de la naturaleza. Lila, Bruno y Tito comprendieron que el poderoso lazo que tenían podía superar cualquier tormenta.
Y así, el bosque se llenó de amistad y la bellota, que se convirtió en un hermoso árbol, no solo simbolizó su unión, sino que también se transformó en un lugar donde todos los amigos podían reunirse y compartir momentos felices.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.