La bestia de corazón brillante


Había una vez, en un universo muy lejano, donde las estrellas brillaban con colores mágicos y los planetas danzaban al compás de la música cósmica, existía una pequeña galaxia llamada Estrellita.

En Estrellita vivían seres maravillosos y curiosos que se dedicaban a explorar el vasto espacio. Un día, mientras paseaban por uno de los planetas cercanos, descubrieron algo sorprendente: ¡una bestia gigante! La bestia era enorme y peluda, con garras afiladas y dientes puntiagudos.

Pero lo más asombroso de todo era su corazón lleno de bondad. A pesar de su apariencia aterradora, la bestia tenía un alma gentil y amable. Los habitantes de Estrellita no sabían qué hacer.

Algunos tenían miedo de acercarse a la bestia debido a su aspecto intimidante, pero otros tenían curiosidad por conocerla mejor. Un valiente astronauta llamado Cosmo decidió hablar con la bestia para entenderla. Se acercó lentamente y dijo: "Hola, soy Cosmo.

¿Puedo conocerte?"La bestia levantó su cabeza gigante y respondió con una voz profunda pero amigable: "¡Claro! Soy Bongo". Cosmo se dio cuenta rápidamente de que Bongo solo quería hacer amigos y ser aceptado tal como era.

Así que decidió ayudar a Bongo a demostrarle al resto del universo lo especial que podía ser. Juntos idearon un plan para mostrarles a todos cómo la apariencia exterior no siempre refleja quién es realmente una persona o criatura.

Organizaron un espectáculo en el que Bongo bailaría y cantaría con gracia y elegancia. El día del espectáculo, todos los habitantes de Estrellita se reunieron para ver a Bongo en acción.

Al principio, algunos estaban nerviosos, pero cuando vieron la dulzura y el talento de Bongo, sus corazones se llenaron de alegría y admiración. La moraleja de esta historia era clara: no juzgar a alguien por su apariencia exterior, sino por lo que llevan dentro.

La bestia gigante demostró que incluso las criaturas más temibles pueden tener un corazón amable y habilidades sorprendentes. Desde ese día, Bongo se convirtió en un querido miembro de la comunidad Estrellita. Todos aprendieron a valorar las diferencias entre ellos y a aceptarse mutuamente sin prejuicios.

Y así, gracias a la valentía de Cosmo y al talento especial de Bongo, el universo aprendió una lección importante sobre la importancia de no juzgar por las apariencias y dar oportunidades para descubrir la verdadera belleza oculta dentro de cada uno.

Desde entonces, tanto los seres pequeños como los grandes del universo entendieron que todos somos especiales a nuestra manera única. Y así continuaron explorando el vasto espacio cósmico mientras celebraban la diversidad que existía en su hermosa galaxia llamada Estrellita.

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