La biblioteca de Juana


Había una vez, en un pequeño pueblo en la provincia de Buenos Aires, una niña llamada Juana. Juana era una niña muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras nuevas para vivir.

Vivía con su familia, los Madrigal, quienes eran muy trabajadores y amorosos. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Juana se encontró con un anciano que estaba sentado en un banco.

El anciano parecía triste y solo, así que Juana decidió acercarse a él. "Hola señor ¿cómo está?" -preguntó Juana amablemente. "No muy bien mi hija, estoy un poco triste" -respondió el anciano. Juana se sentó junto al hombre y comenzaron a charlar.

El anciano le contó que había perdido a su esposa hace unos años y desde entonces se sentía solo. Juana sintió mucha empatía por el hombre y decidió hacer algo para ayudarlo.

Le preguntó si tenía algún pasatiempo o algo que le gustara hacer para distraerse. "Bueno hija, me gusta mucho leer pero últimamente no tengo muchos libros nuevos" -dijo el anciano.

Juana tuvo una idea brillante: podían organizar una biblioteca comunitaria en el pueblo para que todos pudieran disfrutar de los libros sin tener que comprarlos. El anciano se emocionó con la idea y juntos comenzaron a planear cómo podrían llevarla a cabo. Decidieron pedir ayuda a los vecinos del pueblo para donar libros y buscar un lugar donde puedan guardarlos.

La noticia de la biblioteca comunitaria pronto llegó a oídos de toda la ciudad y muchos vecinos se unieron al proyecto. Juana y el anciano trabajaron duro para ordenar los libros y preparar el espacio.

Finalmente, llegó el día de la inauguración de la biblioteca. Todos los vecinos del pueblo se reunieron en el lugar para celebrar este nuevo proyecto comunitario.

El anciano estaba muy feliz, ya que ahora tenía nuevos amigos con quienes compartir su amor por la lectura. Juana había logrado cumplir su objetivo: ayudar a alguien que lo necesitaba y hacer algo positivo por su comunidad.

A partir de ese día, ella supo que siempre puede hacer una diferencia en la vida de los demás si tiene voluntad y perseverancia. Y así termina nuestra historia, demostrando que no importa cuán pequeño o joven seas, siempre puedes marcar una gran diferencia en tu comunidad si te comprometes con algo que realmente te apasiona.

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