La biblioteca de las letras


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Sabiduría, donde todos los habitantes eran seres vivos con forma de letras. Allí vivían el Pensamiento, el Lenguaje, los Sentidos, el Análisis y los Sentimientos.

Cada uno tenía una función importante en la vida diaria del lugar. El Pensamiento era el encargado de crear nuevas ideas y soluciones a problemas difíciles. Era un ser muy inteligente y siempre estaba pensando en cómo mejorar las cosas.

El Lenguaje era quien se encargaba de comunicar todas esas ideas a los demás habitantes del pueblo. Con su voz clara y melodiosa, podía transmitir mensajes de amor, alegría o tristeza.

Los Sentidos eran cinco hermanos: la Vista, el Oído, el Tacto, el Gusto y el Olfato. Juntos trabajaban para percibir todo lo que ocurría a su alrededor.

La Vista observaba con atención cada detalle; el Oído escuchaba atentamente cada sonido; el Tacto sentía las texturas más suaves o ásperas; el Gusto saboreaba los alimentos más exquisitos; y finalmente, el Olfato olfateaba los aromas más dulces o desagradables. El Análisis era un ser muy meticuloso y detallista.

Siempre revisaba minuciosamente cada situación para entenderla mejor antes de tomar una decisión. Por último estaban los Sentimientos: la Alegría, la Tristeza, la Ira y la Calma. Ellos representaban las emociones que experimentaban todos los habitantes del pueblo. Un día soleado en Villa Sabiduría ocurrió un evento inesperado.

El Pensamiento tuvo una idea brillante: construir una gran biblioteca para que todos los habitantes pudieran aprender y crecer juntos. El Lenguaje se encargó de comunicar la noticia a todos. "¡Atención, queridos habitantes! El Pensamiento ha tenido una idea maravillosa.

¡Vamos a construir una biblioteca para expandir nuestros conocimientos!"- exclamó con entusiasmo. Los Sentidos también se emocionaron mucho con la idea y comenzaron a trabajar en equipo para encontrar el mejor lugar donde construir la biblioteca.

La Vista observaba detenidamente cada rincón del pueblo; el Oído escuchaba atentamente las opiniones de los demás; el Tacto exploraba diferentes texturas en busca de un terreno adecuado; el Gusto probaba distintos sabores para inspirarse; y el Olfato olfateaba diferentes aromas que rodeaban al pueblo.

Después de mucho análisis, encontraron un hermoso prado cerca del río donde sería perfecto construir la biblioteca. Todos estaban emocionados por comenzar las obras. Pero no todo fue tan fácil como parecía.

Los Sentimientos empezaron a discutir sobre cómo debía ser la biblioteca y qué libros deberían tener. La Alegría quería libros divertidos, la Tristeza prefería historias emotivas, la Ira deseaba libros llenos de acción y aventura, mientras que la Calma buscaba libros tranquilos y relajantes.

El Análisis intervino y propuso algo muy sensato: "En lugar de elegir solo un tipo de libro, podríamos tener una amplia variedad para satisfacer los gustos de todos.

Así, cada uno podrá disfrutar de la lectura según su estado de ánimo". Los Sentimientos se miraron entre sí y asintieron con alegría. Comprendieron que la diversidad era lo que hacía especial a Villa Sabiduría. Finalmente, la biblioteca fue construida y se convirtió en el corazón del pueblo.

Los habitantes acudían diariamente a leer, aprender y compartir sus conocimientos. Todos estaban felices por haber trabajado juntos y haber superado sus diferencias.

Desde ese día, Villa Sabiduría se volvió un lugar aún más hermoso donde el Pensamiento guiaba al Lenguaje para comunicar las ideas; los Sentidos percibían el mundo con atención y cuidado; el Análisis tomaba decisiones sabias; y los Sentimientos vivían en armonía, entendiendo que cada emoción tenía su lugar.

Y así, gracias a la colaboración de todos los habitantes de Villa Sabiduría, el pueblo creció en sabiduría y amor hacia el conocimiento.

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