La Biblioteca Encantada



Había una vez en la biblioteca del barrio, un grupo de amigos que se reunían todas las tardes para leer cuentos y jugar.

Pero un día, decidieron hacer algo diferente y se aventuraron a explorar los rincones más ocultos de la biblioteca. La pandilla estaba formada por Tomás, el más curioso del grupo; Sofía, la más astuta; Lucas, el más valiente y Ana, la más amable.

Juntos comenzaron su recorrido por los estantes llenos de libros antiguos y polvorientos. -¡Miren esto! -exclamó Tomás al encontrar un libro muy viejo con una cubierta desgastada. -¿Qué es? -preguntó Sofía acercándose para ver mejor. -Es un libro mágico que puede transportarnos a cualquier lugar imaginario -respondió Tomás emocionado.

Lucas no lo pensó dos veces y abrió el libro mientras Ana les recordaba que no debían tocar nada sin autorización. De repente, todos fueron absorbidos por el libro y llegaron a un mundo fantástico lleno de dragones voladores y unicornios saltarines.

La aventura era increíble pero pronto se dieron cuenta de que algo extraño estaba sucediendo.

Los personajes de los cuentos habían tomado vida propia ¡y estaban causando estragos en todo el lugar! -¡Esto es genial! ¡Podemos conocer a nuestros personajes favoritos! -dijo emocionada Ana mientras saludaba a Caperucita Roja quien corría hacia ellos perseguida por el Lobo Feroz. Pero Lucas sabía que tenían que hacer algo antes de que todo empeorara.

Así que, con ayuda de Sofía y Tomás, comenzaron a idear un plan para detener a los personajes descontrolados. Después de muchas aventuras y giros inesperados, lograron devolverlos a sus libros y volver a la realidad.

La biblioteca estaba en caos pero ellos habían aprendido una valiosa lección: no siempre es bueno seguir la curiosidad sin pensar en las consecuencias.

Desde ese día, cada vez que iban a la biblioteca, recordaban su increíble aventura y se aseguraban de leer solo los libros autorizados por el personal del lugar. Y aunque nunca olvidaron aquella travesura de cuentos en la biblioteca, entendieron que lo más importante era cuidar los lugares públicos para que todos pudieran disfrutarlos.

FIN.

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