La biblioteca mágica



Había una vez en un lejano reino, un valiente agricultor llamado Pedro y una intrépida mujer pirata llamada Marina.

A pesar de sus diferentes vidas, tenían algo en común: ambos amaban los libros y se pasaban horas leyendo historias emocionantes. Sin embargo, el malvado ladrón Juan y la astuta hechicera Valentina habían decidido que leer estaba prohibido en el reino. Ellos creían que las personas debían dedicarse solo al trabajo y no perder tiempo con fantasías.

Una noche, Pedro recibió una misteriosa carta de Marina, invitándolo a encontrarse en el salón del trono del castillo dos horas antes del amanecer. Intrigado por el mensaje secreto, decidió ir a ver qué ocurría.

Cuando llegó al salón del trono, se encontró con Marina vestida como una verdadera pirata y rodeada de montones de libros. —"Pedro" , dijo Marina con entusiasmo, "he descubierto que Juan y Valentina están detrás de la prohibición de los libros. Quieren mantenernos ignorantes".

Pedro asintió con preocupación mientras observaba cómo la hechicera Valentina lanzaba un hechizo para hacer desaparecer todos los libros del reino. "¡No podemos permitirlo!", exclamó Pedro. "Los libros son nuestra fuente de conocimiento e imaginación".

Marina tenía un plan brillante para detener a Juan y Valentina. Decidieron disfrazarse como bufones para pasar desapercibidos ante los guardias del castillo.

Cuando entraron al salón del trono disfrazados, comenzaron a hacer payasadas y a contar chistes para distraer a todo el mundo. Mientras tanto, Pedro encontró un libro escondido debajo de una almohada y comenzó a leer en voz alta. Las palabras mágicas del libro resonaron por todo el salón, haciendo que Juan y Valentina se desmayaran.

Al mismo tiempo, los guardias estallaron en risas con las payasadas de Marina y Pedro. El rey, al darse cuenta de lo sucedido, decidió levantar la prohibición de los libros.

Agradecido con Marina y Pedro por su valentía e ingenio, les permitió abrir una biblioteca en el castillo para que todos pudieran disfrutar de la magia de la lectura. Desde ese día, los niños del reino aprendieron que los libros son tesoros llenos de aventuras y conocimiento.

Marina continuó siendo una pirata valiente pero también dedicaba su tiempo libre a enseñar a otros sobre la importancia de la lectura. Pedro siguió siendo un agricultor exitoso pero también compartía su amor por los libros con todos aquellos que visitaban su granja.

Y así, gracias a la determinación y el ingenio de estos dos héroes inesperados, el reino volvió a ser un lugar donde todos podían disfrutar del maravilloso mundo de las historias escritas.

FIN.

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